Ireo ha dedicado el mes de octubre a dar a conocer las soluciones de nueve de las marcas de su catálogo tanto a integradores dirigidos a las grandes cuentas como a revendedores de soluciones para la pyme. En total, la compañía ha reunido en estas sesiones, que se han celebrado en Bilbao, Barcelona y Madrid, a algo más de 200 profesionales. En la reunión de Madrid, Chuck Cohen, director general de Ireo, habló de las novedades más interesantes de su catálogo y de la situación de la compañía, que ya emplea a casi 30 personas.
La seguridad es uno de las áreas tecnológicas que mejor están afrontando la crisis. Datos de Gartner del segundo trimestre del año señalan que en estos momentos este negocio crece al 15% en España. En esta línea está evolucionando Ireo, que tiene muchos huevos en el cesto de la seguridad, aunque también vende soluciones para la gestión de activos de TI como sobremesas, portátiles, aplicaciones o banda ancha. “En estos momentos crecemos a un ritmo cercano al 15%, pero esperamos terminar el año con un avance del 20%. En los dos últimos meses del año hacemos muchas ventas”, asegura Cohen, que no desvela la cifra de facturación que espera para el ejercicio.
En el evento de Madrid, el último de la gira de este año, Cohen hizo énfasis en los contratos firmados por Ireo en este ejercicio. “Solemos traer soluciones que pegan fuerte en Estados Unidos y que aquí no se conocen, y eso nos obliga a evangelizar bastante”, asume el directivo, que a continuación menciona de carrerilla los nuevos proveedores de su catálogo: Corero, Prot-on, Titus, Qnective, Lastline y Versafe [ésta última, especialista en antifraude y anti-phising, fue adquirida hace un mes por F5 y todavía no aparece ni en la web del mayorista].
Cohen dice que algunas de estas marcas vienen a satisfacer las demandas de los clientes más sensibles al espionaje de información del que tanto se habla en los medios, como el ejército, los cuerpos de seguridad del estado, los políticos o las instituciones financieras.
Es el caso de Qnective, que, según Cohen, pone sobre la mesa una solución al “problema de Ángela Merkel con Obama”. “Hoy es fácil pinchar teléfonos y esta tecnología [en realidad una aplicación que se instala en el smartphone] cifra las comunicaciones de voz de la misma manera que hasta la fecha se han cifrado los datos. Es como un Skype, pero desarrollado por un fabricante que no colabora con la NSA”, explica el directivo de origen estadounidense. El responsable de Ireo asegura que hoy por 1.500 dólares se puede montar un sistema de recepción e interceptación de llamadas, y que Qnective es una buena defensa.
Pero no queda ahí la cosa. Cohen también habla de Lastline, una tecnología que permite detectar las APT (siglas en inglés de amenazas persistentes avanzadas), las diseñadas para entrar, por cualquier rendija, en los sistemas de información de una empresa o institución concreta y recabar información de la misma. “Lastline, como su nombre indica, es una tecnología de último recurso, para cuando todas las defensas de perímetro, en el firewall, ya no responden. Lastline analiza el comportamiento de lo que entra en la red y ejecuta en entornos protegidos los elementos extraños para neutralizarlos antes de que hagan daño. Es un buen complemento a los sistemas tradicionales de seguridad”.
Por último, Cohen destaca las posibilidades de Prot-on, una aplicación que asegura los documentos que se envían por e-mail, se suben a la nube o son compartidos en las redes sociales, puesto que permiten al emisor decidir quién los puede abrir y en qué condiciones. “Con Prot-on no habrían tenido problemas algunos políticos que han visto fotos o vídeos suyos comprometedores en las redes sociales”, zanja el directivo.