Leyendas urbanas en torno a la impresión 3D

La consultora Context asegura que hoy es más fácil imprimir en 3D componentes de motores a reacción que un alimento

Publicado el 30 May 2017

Impresora 3D.

La impresión 3D está transformando y va a transformar en el futuro muchos procesos productivos. La impresión en tres dimensiones cambiará técnicas de fabricación, cadenas de suministro de hardware (¿por qué almacenar repuestos si pueden imprimirse cuando se necesiten?) e incluso el modus operando del sector sanitario. Tras un discreto avance en 2015 y 2016, la consultora Context estima que el crecimiento del sector de impresoras 3D industriales/profesionales este año será de un 16% en todo el mundo, mientras que el mercado de las impresoras 3D personales y de sobremesa está camino de aumentar un 40%.

En todo caso, se han creado varios mitos en torno a la impresión 3D que conviene desterrar. Hace tan solo unos años se afirmaba que todos los hogares dispondrían de una impresora 3D, pero la realidad es que se trata de una tecnología innovadora pero compleja. Es una de las leyendas urbanas que la realidad ha desmentido. Context también pone en cuestión otras ideas encumbradas por la prensa popular y que tampoco resisten la prueba del algodón de la realidad.

¿Es posible imprimir órganos en 3D?

No, actualmente no pueden imprimirse órganos en 3D. Algunas impresoras son capaces de extrudir (imprimir) material biológico y, de hecho, existen proyectos de investigación y desarrollo para imprimir tejido humano, pero, según datos de 2017, apenas representan una fracción ínfima de los 5.000 millones de dólares que mueve la impresión 3D. Sin embargo, esta tecnología está viviendo buenos momentos en otros ámbitos del sector médico. Una de las principales ventajas de la impresión 3D es que puede utilizarse para la personalización masiva, lo que significa que una máquina puede fabricar numerosos objetos con diferencias sutiles.

Los mejores ejemplos de esta aplicación los encontramos en audífonos y ortodoncias transparentes, cuya producción se realiza mediante impresoras 3D desde hace más de 15 años. Son muchos los artículos que se fabrican de esta manera para conseguir un producto exclusivo para cada paciente. Del mismo modo, el sector de la ortopedia representa un excelente mercado para la impresión 3D. No solo se imprimen en 3D extremidades de plástico, sino que también aumenta el empleo de impresoras de metal de gama alta para crear prótesis internas. Prácticamente cada día aparece en los medios de comunicación una noticia sobre la fabricación de un fragmento de cráneo de titanio o sobre la sustitución de un hueso por una pieza metálica hecha a medida. Todo esto ya forma parte de la realidad actual, no son simples proyectos de I+D del futuro.

¿Es posible imprimir alimentos en 3D?

Relativamente. Esta fue una de las aplicaciones más comentadas hace unos años. La mayoría de las impresoras solamente podían extrudir distintas pastas con formas diferentes. En ocasiones, a la auténtica impresión 3D se le denomina también “fabricación aditiva” (las siete tecnologías básicas mencionadas anteriormente están definidas por la ASTM, una organización reguladora para la fabricación). Las impresoras de alimentos 3D actuales no se utilizan realmente para la producción masiva, y el número vendido hasta la fecha es demasiado bajo para tenerlo en cuenta. Por lo tanto, la impresión 3D de alimentos es más una actividad de relaciones públicas que un auténtico mercado (o incluso submercado).

¿Es posible imprimir vehículos en 3D?

Aunque algunas empresas han hecho gala de su capacidad para imprimir vehículos en 3D, todavía no existe un solo coche en el mercado que se haya fabricado por completo mediante esta técnica. Dicho esto, hoy en día es prácticamente imposible encontrar un vehículo que no utilice la impresión 3D en algún elemento o parte de la fabricación: la tecnología puede haberse empleado para el prototipado del vehículo en todas las etapas del desarrollo o, lo que parece ser una tendencia al alza, para fabricar los componentes metálicos complejos.

La industria automovilística en general está preparada para realizar un mayor uso de la impresión 3D, puesto que el descenso del coste de la tecnología y los materiales permite implementar la fabricación aditiva no solo en la fase de prototipado, donde empezó a utilizarse, sino también en el mercado más amplio de la fabricación general o la producción masiva. El punto de inflexión a partir del cual la impresión 3D resulta más rentable que las técnicas de fabricación convencionales (como el modelado por inyección) puede ser cientos de miles de unidades o, en la actualidad, incluso decenas de miles.

En términos generales, la producción masiva en la industria automovilística hace referencia a volúmenes más reducidos que los de los fabricantes de smartphones o televisores, por ejemplo. En función de las empresas y los distintos modelos de vehículos (muchos de los cuales no utilizan los mismos componentes), la producción masiva podría cifrarse en decenas de miles de piezas (en lugar de millones), un volumen que hoy resulta factible gracias a las impresoras 3D existentes.

¿Es posible imprimir edificios en 3D?

Esta idea todavía acapara una gran atención mediática, especialmente en Oriente Medio y los mercados emergentes. De hecho, algunas de las técnicas de la impresión 3D tradicional pueden utilizarse a muy gran escala para extrudir o imprimir cemento en lugar de plástico, por ejemplo. Sin embargo, esta actividad no forma parte realmente del mercado actual de impresión 3D. Cuando se utiliza el término “impresión 3D” en este contexto, se hace básicamente para describir las técnicas utilizadas para crear estructuras por capas.

¿Es posible imprimir ropa en 3D?

La ropa no deja de ser un material bidimensional, por lo que el empleo de la técnica en este sector sería una exageración. Diversos proyectos de I+D han demostrado factible utilizar algunos de los principios de una de las siete tecnologías básicas, pero, una vez más, no forman parte del mercado actual de la impresión 3D. Del mismo modo, el maquillaje impreso en 3D, un concepto muy en boga en la industria de la moda hace unos años, tampoco puede considerarse realmente impresión 3D. En ambos casos, el término “impresión 3D” se utilizó libremente en material de marketing pero en realidad fue un (exitoso) método de publicitar técnicas nuevas.

¿Es posible imprimir componentes de motores a reacción en 3D?

Por supuesto. Actualmente, la mejor aplicación de la impresión 3D, la “niña bonita” de todos los usos, es la que está detrás de los inyectores de combustible de los motores a reacción de General Electric. Se trata de un componente exclusivo de gran complejidad que solo puede realizarse mediante la fabricación aditiva de metales, dado que las técnicas convencionales no permiten crear este objeto. General Electric sigue siendo uno de los mayores usuarios de impresión 3D del mundo y es tan optimista respecto a esta tecnología que está adquiriendo empresas de impresión 3D de metal para fabricar máquinas tanto para uso propio como para venta a terceros. En la actualidad, la industria aeronáutica en su conjunto constituye uno de los principales mercados para la impresión 3D, ya que utiliza la tecnología para una verdadera producción masiva de componentes, además de para la realización de prototipos.

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