El Sistema de nombres de dominio emprende su mayor reforma

Laura Fernández, responsable de comunicación de Piensa Solutions

Publicado el 24 Mar 2009

El Sistema de nombres de dominio emprende su mayor reforma

Hace más de 25 años, acceder a Internet no resultaba tan fácil como lo conocemos ahora. Era necesario introducir una lista interminable de dígitos que identificaban a cada equipo conectado, la dirección IP. No fue hasta 1984 cuando nació el actual Sistema de Nombres de Dominio (DNS), todavía vigente, que ha servido para que Internet se haya convertido en una herramienta de comunicación imprescindible y accesible para millones de personas y empresas, independientemente de sus conocimientos técnicos.

El dominio es la principal carta de presentación de un website y para las empresas ha adquirido un valor similar a su denominación comercial. Sin entrar en tecnicismos, un dominio está compuesto de un nombre elegido por el propietario y una extensión que permite segmentar el ámbito de actuación del site. Los usuarios pueden elegir el nombre libremente, pero la extensión está predefinida entre dos grandes grupos: genéricos (.com, .org, .net, etc.) o territoriales (.es, .it, .fr… dependiendo del país).

Ante el difícil reto de promover el crecimiento de Internet, ICANN, la organización internacional que regula el mercado de dominios, está manteniendo el equilibrio entre una Red que refleje la identidad de los internautas y que siga extendiéndose mundialmente de manera ordenada. De este modo, en los últimos años han aparecido diferentes extensiones, como el .mobi para los contenidos en teléfonos móviles o el .eu para los miembros de la Unión Europea.

Este mismo equilibrio se va a mantener en la que será la mayor reforma del sistema de nombres de dominio en sus 25 años de historia: la posibilidad de que cada comunidad de usuarios cuente con su propia extensión de Internet. Así, en los próximos meses, los habitantes de una ciudad podrán tener su propia extensión. También una gran corporación, con miles de empleados e intereses multinacionales, podrá tener sus cuentas de correo o sites corporativos con su propia extensión.

Sin embargo, de la noche a la mañana no surgirán millares de extensiones diferentes. Para el nacimiento de una nueva extensión, ICANN ha establecido una serie de medidas que promueven un crecimiento ordenado. En primer lugar, deberá existir una demanda por parte de una comunidad de internautas y cada propuesta de una nueva extensión requerirá una inversión inicial de 185.000 dólares y 75.000 dólares para su renovación anual. Además, los intereses públicos prevalecerán sobre las iniciativas privadas. Sobre todo, en el caso de las extensiones que hagan referencia a nombres geográficos, como países o ciudades.

Técnicamente, los nuevos dominios podrán tener hasta 63 caracteres y estar formados por letras y símbolos propios de cada lengua, como las eñes, cedillas o los acentos. Además, con el fin de evitar la confusión entre los usuarios se analizarán las similitudes entre las distintas extensiones, tanto las nuevas como las ya existentes.

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