Por Juan Ignacio Cabrera
Hablemos sin tapujos. La situación es bastante delicada para todos, y quien más lo está notando son las tiendas de informática. Aunque nadie se atreve a dar cifras oficiales, poco a poco se van conociendo los detalles del desastre. Hace unos días me comentaba el propietario de un establecimiento de Castilla La Mancha que en noviembre vendió la mitad que ese mismo mes del año anterior. Ahí es nada. En estas mismas páginas, Agustín Alarcón, director general de Diode, el mayorista que abastece a las históricas tiendas ADL, reconocía muchos establecimientos están ahora demandando entre un 30 y un 50% menos. También se quejaba amargamente de la caída del consumo Blas Barriendos, que a mediados de año tuvo que liquidar su negocio, Akko, una firma de mayoreo asentada en Zaragoza y que mayormente vendía al retail. Además, todo parece indicar que en los próximos meses, cuando toque cuadrar las cuentas del año, aflorarán muchos balances a la baja que en muchos casos pueden llevar números rojos.
La situación es crítica y en los once años que llevo en esto no he visto nada parecido. Pero, por lo que me cuentan, tampoco han visto un deterioro parecido de la actividad económica los que llevan dos o tres décadas en el negocio informático, aquellos que vieron nacer este sector y que hicieron dinero a espuertas vendiendo ordenadores con márgenes de ensueño. Sin embargo, esta crisis va a traer oportunidades (siento caer en el tópico, pero es que estoy convencido de ello) y los medios de comunicación y los analistas ya empiezan a adelantar algunas. Sin ánimo de ser exhaustivo, les doy aquí algunas propuestas:
–Las marcas blancas y las gamas bajas comen terreno al resto. Es un fenómeno que se nota ya si uno va al supermercado, donde la gente se lleva volando de las estanterías los productos con enseña propia de Mercadona, Carrefour o Lidl, pero empieza a verse en el ámbito de la informática y la electrónica de consumo, donde el usuario pide sobre todo el producto más barato.
–Volverán las reparaciones y actualizaciones. Los talleres de reparaciones pueden hacer su agosto en los próximos meses. Para dar ejemplo, el mes pasado acudí por primera vez a una mercería para ponerle una cremallera nueva a la chaqueta de mi hija. En otro tiempo no se me habría pasado por la cabeza. La caída en la venta de coches o de electrodomésticos hará que la población exprima las posibilidades del parque existente. Se acabó estrenar coche cada tres o cuatro años o comprarse un frigorífico al menor ruidito del motor. Con el ordenador pasará lo mismo. Los clientes querrán a alguien que le meta mano al viejo trasto que falla o que ponga al día el PC de hace cuatro o cinco años.
–Inquilinos por mucho tiempo. Aunque el tópico dice que en España antes muertos que de alquiler, cuando el panorama se pone feo, las cosas cambian. En el sector inmobiliario son muchos las promotoras que están poniendo sus pisos en alquiler como vía para dar salida a tanto stock de piso vacío y precio menguante. En el sector informático el alquiler también es una oportunidad, pues evita grandes desembolsos iniciales al cliente, que además tiene ventajas fiscales si opta por el renting. Para el distribuidor o la tienda también hay ventajas: se cobra el acto y no hay que lidiar con impagos, pues es la entidad financiera la que asume el cobro de las mensualidades. No es poca cosa en un momento donde escasea tanto la liquidez.
–El Gobierno proveerá. Aunque no es Dios, la administración, que ha saneado sus cuentas en los años de bonanza y ha amasado una fortuna vía impuestos, está llamado a resolver el entuerto. Es aconsejable que el distribuidor esté al tanto de todos los proyectos públicos para la implantación de tecnología en colegios, ayuntamientos u hospitales, por poner unos cuantos ejemplos. Ese mensaje lo han entendido los promotores inmobiliarios, que viven pendientes de los 8.000 millones de euros que este año se deberán gastar los ayuntamientos en obra pública con cargo a los presupuestos del Estado. El Plan Avanza (Dos), en el que se inscribe la inversión para el fomento de la sociedad de la información, vuelve a tener una dotación este año de 1.500 millones de euros. No es la panacea, pero es un buen dinero.
-¡Aguanten, por lo que más sea! Darwin puede ser nuestro aliado. La selección natural que traerá la crisis en el próximo año, que rebajará ostensiblemente el abultado número de mayoristas y distribuidores que operan en España, hará que, si superamos las dificultades, el futuro sea muy brillante cuando la tormenta escampe. Me lo decía hace poco un mayorista levantino: “Vamos a quedar cuatro gatos y haremos todo lo posible por ser uno de ellos”. Es una pena que la necesaria clarificación del panorama de la distribución llegué por la vía dolorosa de una crisis, pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga.



