El fabricante de software nacional CCS ha diseñado un ambicioso plan de actuación en el que se define la entrada de la compañía en la Administración Pública. Aunque el ISV de origen catalán había flirteado en el pasado con el sector público en todas sus vertientes (central, autonómica y local), a partir de ahora quiere convertirse en un socio de referencia aportando sus soluciones verticales. Una oferta a la que unirá su modelo ASP o de pago por uso en el que ha depositado gran parte de sus esperanzas.
Tras el cambio de orientación por el que el año pasado la firma pasaba de estructurarse por regiones a hacerlo por sectores, CCS ha creado una división que estará dirigida por el hasta ahora director de la oficina de Madrid, Ramón Rodríguez, y que en un futuro empleará a cien personas. El objetivo a cumplir es conseguir una cuota de mercado del 2,2% en los próximos tres años y una facturación de 7,5 millones de euros, lo que representará un 10% de los ingresos globales del ISV. La compañía recurrirá tanto a su fuerza de ventas directa como a su canal de business partners para llevar a cabo dicho cometido, al tiempo que planea crear alianzas con otros proveedores tecnológicos para llegar a la Administración con una oferta global de infraestructura, comunicaciones y aplicaciones.
CCS ha confeccionado un plan de negocio en el que se han detectado como clientes potenciales a 1.252 entidades de un total de 10.000. Aproximadamente, 564 son de carácter local (ayuntamientos con más de 20.000 habitantes y empresas municipales), 494 en administración autonómica (consejerías, instituciones y empresas públicas) y 194 en área central (ministerios, instituciones y otros organismos). Actualmente, el ISV y su red de socios están trabajando en proyectos de movilidad, workflow, gestión documental y acceso web.
