El dólar sigue cayendo frente al euro, y todo parece indicar que la tendencia bajista se prolongará durante los próximos doce meses. Y es que la moneda estadounidense, el verdadero patrón mundial y la que más prestigio tiene, cotizó ayer a 0,73 euros, su nivel más bajo desde finales de 1995. A pesar de la brusquedad de la caída [a finales de 2002 ambas monedas valían prácticamente lo mismo y en octubre de 2000 la divisa europea tocó fondo y apenas se podía cambiar por 0,9 dólares] los analistas predicen que la brecha sólo tenderá a agrandarse, toda vez que el déficit comercial de EEUU está en máximos históricos. Con un déficit de más del 5% del PIB, y a pesar de que las declaraciones oficiales digan lo contrario, es previsible que el Gobierno estadounidense no haga mucho para revitalizar su moneda, pues de esta manera sólo engordaría su deuda y encarecería sus importaciones. Por su parte, a este lado del Atlántico, el Banco Central Europeo, el único con autoridad para revisar los tipos de cambio del euro, por el momento no va a hacer nada, conforme a su ortodoxa línea de actuación. De hecho, la institución comunitaria nunca ha puesto en juego su potencial para frenar una subida de la divisa.
¿Qué significa esto para el canal de distribución informático? Al ser un sector bastante importador y que preferentemente paga en dólares los componentes de PC, que en gran parte provienen de los mercados asiáticos, se puede decir que la plenitud del euro le beneficia y, además, le ayuda a adecentar el margen comercial, tan disminuido por la encarnizada guerra de precios que vive el negocio tecnológico. Al contrario de lo que puede ocurrir a sectores claramente exportadores, como el automovilístico, el de los zapatos o el alimentario, el informático está recibiendo estos días (y parece que así seguirá siendo) muy buenas noticias.
