Europa se queda atrás y corre el riesgo de perder el tren que imponen las zonas punteras del planeta en lo que a desarrollo económico e innovación se refiere. Un informe presentado ayer en Bruselas señala que el viejo continente sigue demasiado lejos de los objetivos marcados por los gobiernos de la UE en la Cumbre de Lisboa de 2000, que hablaban de conseguir el pleno empleo en 2010 y de convertir a la máquina económica continental en un modelo a seguir en todo el mundo. Así, según publica el diario El País, la tasa de empleo sólo ha crecido a este lado del Atlántico entre 1999 un 0,3%, situándose en un modesto 62,9%, frente al 70% marcado como meta para 2010 y del 71,2% que disfruta EEUU en la actualidad. En este capítulo la experiencia española es más positiva, pues la tasa de empleo ha aumentado en los últimos cuatro años un 1,5%. No obstante, la tasa de empleo local todavía sigue por debajo del 60%, sobre todo debido a los problemas para integrar a las mujeres en el tejido productivo.
Por otro lado, el nivel de inversión en I+D sigue en un parco 1,9% del PIB, muy lejos del 3% marcado en un encuentro que tuvo lugar en Barcelona en 2002. En este punto España exhibe peores números, puesto que en los últimos años el gasto de innovación permanece inamovible en el 1% del PIB, algo más de la mitad de la media comunitaria.
En el ámbito tecnológico el panorama tampoco es alentador. Según el informe Kok (así se llama el estudio en honor a Win Kok, el político que ha dirigido el equipo de análisis), el dominio de EEUU es apabullante. El 74% de las primeras 300 compañías del sector tecnológico son estadounidenses. Precisamente, son estas grandes corporaciones las que más consagran al I+D. Otro dato inquietante que confirma el informe es que, por primera vez en varios decenios, la productividad de la mano de obra europea tiende a progresar menos que la estadounidense. Lejos quedan ya los frenéticos años de crecimiento de la posguerra.


