Durante estos días, la incertidumbre sigue siendo la tónica dominante entre los inversores de todo el mundo. Da la impresión de que el repunte de la economía, del que tanto se ha venido hablando en los últimos meses, depende de decisiones muy concretas, algunas de las cuales podrían tomarse esta misma semana. Éste es el caso, por ejemplo, de la reunión que celebrará el miércoles la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) para dilucidar si sigue adelante con el recorte en un millón de barriles de la producción de crudo, algo que anunció el pasado 10 de febrero (cuando se estimaba que la abundancia del petróleo iraquí reduciría en breve la cotización del combustible). Sin embargo, desde esa fecha las cosas han cambiado bastante, hasta el punto de que el barril de petróleo se cotiza en torno a los 33 dólares en Londres y a los 37 dólares en Nueva York. Este alto precio se considera una amenaza para la recuperación económica mundial. Pero, además, el temor a la reducción de la producción podría elevarlo aún más, dado que la demanda del crudo tampoco se ha visto mermada, tal y como se esperaba.
De todas formas, las mayores preocupaciones en torno a este asunto se centran en Estados Unidos, puesto que en el Viejo Continente y en Japón estos acontecimientos se han visto neutralizados en parte por el fortalecimiento del euro y del yen. No en vano, como el crudo sólo se puede comprar en dólares, con una moneda revalorizada se necesita menos dinero para adquirir el producto. De todas formas, los inversores de la zona euro también están pendientes del Banco Central Europeo, que en su reunión del próximo jueves podría recortar los tipos de interés.


