El nombre de Adam Osborne siempre ha sonado con fuerza en el sector. Este hombre, que falleció el pasado martes a los 64 años de edad en la India, ha sido uno de los nombres más importantes en la historia de los ordenadores personales.
Precisamente, la popularidad que alcanzaron los ordenadores portátiles de 11 kilos, conocidos como Osborne 1 (los primeros que se comercializaron con un paquete de software completo) y que él introdujo en el mercado en 1981 fueron clave para que su compañía, Osborne Computer Corp, fuese la que mayor crecimiento alcanzase durante ese año. Sin embargo, esta bonanza de ventas no duró mucho y en 1983, tras una intensa carrera con Apple e IBM y después de que la segunda generación de sus equipos no tuviese la misma acogida, la compañía se declaró en bancarrota.
Tras este descalabro, Osborne volvió a centrarse en su carrera de escritor (abandonada cuando fundó su compañía) y publicó entre otros, un libro con claros tintes autobiográficos titulado Hipercrecimiento, en el que relataba su experiencia en el negocio informático.
La aportación que Osborne ha hecho al mundo de la informática, el portátil, no podrá ser olvidada. En nuestros días, los notebooks llevan camino de reemplazar poco a poco a los sobremesa. De hecho, según Gartner, a día de hoy, una de cada cuatro máquinas PC comercializadas en el mundo es un portátil, y se espera que la proporción sea de una de cada tres en 2006. El portátil ya se ha convertido en un producto de volumen. Queda saber si este negocio va a sufrir el mismo destino que el del PC, cada día menos rentable por sí mismo a causa de las guerras de precio, caída de los márgenes y la propia madurez del negocio.


