Las infinitas posibilidades del sonido digital (reconocimiento de voz, correo electrónico, vídeo-conferencia…) convierten los procesadores de audio en uno de los componentes clave de cualquier PC. El incremento de la demanda, junto con la aparición de múltiples formatos de audio digital (sonido cuadrafónico, Dolby Digital 5.1, efectos en tiempo real, sonido envolvente.), son responsables de la variedad de productos que existen en la actualidad y que a continuación se intenta reflejar.
El componente básico de la tarjeta es el procesador, cuya función es recibir las señales digitales de audio y tratarlas con todos los algoritmos incorporados. Ello permite liberar a la CPU de estas tareas, aumentando el rendimiento global del sistema.
La calidad del procesador depende de dos parámetros los bits de resolución y la frecuencia de muestreo. El oído humano alcanza como máximo cotas de 16 bits y 44 KHz en la recepción del sonido. Los productos de gama alta procesan la señal a 18 o incluso 20 bits para reducir el nivel de ruido, pero ejecutan la reproducción con los 16 bits habituales. Del mismo modo, aunque la mayoría de las tarjetas alcanza los 48 KHz de frecuencia de muestreo, el resultado final es siempre 44 KHz. Por otra parte, la mayoría de los procesadores presenta la utilidad full duplex, que permite grabar y reproducir al mismo tiempo.
En segundo lugar, el puerto MIDI posibilita la reproducción y grabación. El mecanismo de reproducción más empleado se denomina síntesis por tabla de ondas y funciona ejecutando las órdenes internas que conforman la partitura MIDI en instrumentos reales, grabados en la memoria RAM.
Otro factor que determina la calidad de la tarjeta son las voces de polifonía, es decir, la cantidad de notas que se pueden tocar simultáneamente. Por sí solas, las tarjetas emiten un máximo de 64 ó 128 voces, pero mediante software pueden alcanzarse 1.024 o más.
Por último, las tarjetas de sonido actuales presentan generalmente salidas de audio S/PDIF (Sony/Philips Digital Interface) que permite la transferencia de audio sin necesidad de convertir la señal digital a analógica, evitando pérdidas de calidad.
Atendiendo a la relación precio / rendimiento, las tarjetas se dividen en tres categorías la gama baja, en torno a las 5.000 pesetas, procesa sonido cuadrafónico; la gama media, cuyos precios rondan las 10.000 pesetas, es capaz de sopotar Dolby Digital; y la gama alta se compone de soluciones que, superando las 20.000 pesetas, reproducen Dolby Digital 5.1 sin necesidad de hardware adicional.


