La compañía presidida por Bill Gates recibió ayer la buena noticia de que el departamento de Justicia norteamericano y los fiscales de los 18 estados que habían interpuesto denuncias contra la compañía por prácticas monopolísticas, renunciaban a solicitar la segregación de Microsoft y daban un respiro a Bill Gates, en lo que ha sido considerado un paso indulgente y cordial del Gobierno de George Bush.
Asimismo, la justicia americana decidió también no continuar con la parte del proceso referente a la vinculación de los programas informáticos, hecho que fue el que propició la primera demanda contra la compañía por obligar a los fabricantes de ordenadores a vender junto con el sistema operativo Windows el navegador para Internet Explorer, y que se repitió cuando Microsoft decidió integrar MediaPlayer en su nuevo sistema operativo Windows XP.
La decisión, que según la justicia americana responde al deseo de no querer alargar más el caso y buscar una solución extrajudicial que suponga un alivio rápido para los consumidores, no será tan beneficiosa para Microsoft como parece, ya que el propio departamento de Justicia ha asegurado que abrirá nuevas investigaciones contra la compañía, y seguirá muy de cerca el comportamiento de la misma para asegurarse que no incurre en ningún delito monopolístico ni irregular.


