En esta ocasión, esta marca ofrece un modelo de pantalla TFT-LCD algo más robusto de lo habitual, con un acabado en perla/marino inconfundible dentro de esta gama. En cuanto a los resultados de las pruebas, hay que decir que varían según los distintos tests. Por un lado, presenta unos colores muy homogéneos, tanto en los puros como en los degradados, al igual que ocurre con los grises, que son bastante fidedignos. Sin embargo, ha decaído en el apartado de detalle y resolución, ya que determinadas zonas aparecen ligeramente borrosas con respecto a otras al enviar a la pantalla líneas verticales a nivel de píxel (esto es, uno blanco y otro negro en columnas), algo que incide directamente en su focalización. Este defecto no ha podido subsanarse con la función de auto-ajuste, de manera que disminuye su valoración en este área.
Paralelamente, se ha comportado muy bien en el apartado de corrección gamma, consiguiendo la simbiosis adecuada en las escalas no lineales de gris. Por último, es destacable su buena combinación entre la relación de contraste (700:1) sólo superada, según el fabricante, por el modelo de Sony y un brillo de 300 cd/m2. Un equilibrio ideal que permite utilizarla en aplicaciones CAD, por ejemplo.
