El 15 de diciembre la ministra Ángeles González-Sinde anunciaba que los libros electrónicos gozarían de una reducción fiscal. En principio se iban a equiparar a los libros en soporte papel, que tienen un tipo del 4%. Finalmente, y tras la intervención de Hacienda, las descargas de los denominados e-books seguirán tributando al tipo general del 16%.   Desde Aecem (la Asociación Española de Comercio Electrónico), sostienen que la decisión de Hacienda no es la correcta. Según su punto de vista, sólo se ha tenido en cuenta el formato en que se edita el libro, y además, la idea de Hacienda no se corresponde con la definición que se da de lo que es un libro en la Ley del Libro de 2007: «Se entienden incluidos en la definición de libro, a los efectos de esta Ley, los libros electrónicos y los libros que se publiquen o se difundan por Internet o en otro soporte que pueda aparecer en el futuro».   Tan sólo las publicaciones electrónicas que se vendan en soporte físico (CD o pen drive), podrán acogerse al tipo superreducido. El resto, es decir todos los que se descarguen por Internet, entrarán en el grupo del 16%, que a partir del 1 de julio, con la llegada de la subida del IVA, ya será del 18%. La medida, tampoco promete ser muy popular entre los usuarios de dispositivos, que permiten leer un libro digital con los nuevos e-readers y portátiles. Un ejemplo claro es la nueva tableta de Apple.    Para Martí Manet, presidente de Aecem, “el Gobierno y los Ministerios de Industria y Cultura deben entender». «No es posible caminar hacia el desarrollo de la sociedad de la información, y en particular de la difusión de la cultura y el conocimiento en un ámbito universal como es el digital, con este tipo de interpretaciones excesivamente restrictivas y perjudiciales para el ciudadano”.     
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