El segundo trimestre ha resultado especialmente positivo para Dell, que no atraviesa sus mejores momentos después de descubrirse que la compañía podría haber llevado a cabo prácticas contables poco ortodoxas en aras de cumplir con los objetivos financieros marcados. En ese contexto, Dell ha anunciado unos sólidos resultados correspondientes al segundo trimestre que se concretan en unos ingresos de 14.800 millones de dólares y un beneficio neto de 733 millones, es decir, 32 céntimos de dólar por acción. Las cifras superan unas previsiones que apuntaban a unas ganancias de 30 céntimos y unas ventas de 14.600 millones y han sido posibles a la bajada de los precios de los componentes y la mejora de las ventas en el segmento empresarial, de acuerdo con la compañía. No obstante, Dell ha llamado a la cautela de los accionistas a la hora de realizar comparaciones dado que tendrá que revisar los resultados financieros de sus cuatro últimos ejercicios fiscales.
Ian Brown, analista de Ovum, reconoce que Dell está dando los pasos adecuados para volver a la senda de crecimiento por la que transitó en el primer lustro de este siglo, aunque todavía está en las primeras fases de un programa diseñado para aclimatar sus costes a los tiempos que corren. “Los clientes quieren comprar soluciones, y no sólo cajas, y Dell va a tener que invertir en software, servicios y en alianzas con socios del canal si quiere convertirse en un proveedor de soluciones”, asegura Brown. Más aún, el analista cree que será sobre todo en el área de servicios donde Dell tendrá que trabajar más. Esa dedicación, en su opinión, lastrará los dos próximos trimestres fiscales.


