La inestabilidad es la tónica dominante que marca en estos momentos el comportamiento de las bolsas a nivel mundial. No en vano, justo cuando muchas voces comenzaban a hablar ya de una recuperación económica global, en las últimas horas los parqués europeos han experimentado notables retrocesos ante la posibilidad de una subida de los tipos de interés en Estados Unidos. Así, ayer lunes el Ibex 35 cayó un 2,64 por ciento (su segundo mayor descenso del año), aunque no fue el índice peor parado del Viejo Continente, puesto que las bolsas de Francfort y París cayeron un 2,85 y 2,73 por ciento, respectivamente. Por su parte, el parqué londinense retrocedió un 2,29 por ciento y en Milán se produjo una caída del 2,18 por ciento.
Se podría decir que ahora la Reserva Federal de Estados Unidos tiene ante sí una difícil cuestión, de cuya respuesta depende en gran parte la buena marcha de la economía mundial, y es la de si subir o no los tipos de interés. Si opta por subirlos antes de lo previsto, se podrían frenar las inversiones y se aplazaría la recuperación. Pero, en el caso de no hacerlo, la inflación podría dispararse.
Además, los principales mercados bursátiles estadounidenses también han cosechado resultados negativos, debido al alza del crudo, cuyo precio ha superado los 37 dólares por barril en el mercado de Londres y los 40 dólares en el de Nueva York. Se trata del coste más alto al que se ha cotizado el combustible en los últimos 14 años. Según los analistas, esta tendencia puede paralizar la recuperación de la economía de Estados Unidos, además de provocar un aumento de la inflación en dicho mercado.


