En este notebook pesan más las prestaciones que su movilidad, y ello en el sentido más literal de la palabra, ya que su cualidad principal no es la ligereza ni su tamaño, mayor que en los portátiles de última hornada. Pero es que el destino que HP ha querido reservar a este equipo es otro bien distinto convertirse en la solución ideal para los trabajadores móviles de aplicaciones industriales o software profesional. Asimismo, su precio, aunque también es más elevado que los portátiles tradicionales, lo cierto es que cuesta lo que vale.
Para empezar, posee un procesador Pentium 4-M a 2,2 GHz, que bate todos los records, y 512 Mbytes de memoria DDR (ampliable hasta los 2 Gbytes), una cantidad nada exagerada para los tiempos que corren y las aplicaciones a las que, presuntamente, se va a destinar. Y aún más impresionantes resultan los 60 Gbytes de disco duro y la enorme pantalla TFT de 15 pulgadas y 1.600 x 1.200 pixels de resolución máxima. Gracias a ella, el usuario podrá extraer el máximo partido de la controladora gráfica ATI Mobility Fire GL 9000 integrada. A todo esto hay que añadir el excelente acabado de la carcasa y del teclado, dotados con una ergonomía envidiable.
El resultado no es otro que una de las máquinas más avanzadas de su segmento. Prueba de ello es el procesador Mobile de 2,2 GHz, lanzado al mercado hace escasas semanas, y la integración de dos puertos USB 2.0. Además, hay que agradecer la integración de una unidad DVD/CD-RW en la multibahía (que permite instalar baterías, discos o unidades adicionales), así como un módem 56 Kbps y una tarjeta de red 10/100.
