Kevin Rollins, que cogió las riendas del día a día de Dell para descargar de esa responsabilidad a su fundador, Michael Dell, ofreció esta tarde una charla en Madrid ante un foro de empresarios reunidos por la Asociación para el Progreso de la Dirección donde desgranó alguna de las claves de futuro para su empresa. Rollins, un hombre obsesionado por la eficiencia empresarial y por la buena gestión de los recursos humanos, cree que la industria va a seguir cambiando a ritmo de vértigo. Para ilustrar este punto, se preguntaba Rollins quién hace unos años podía haber predicho la cesión del negocio de PC de IBM a una compañía china o la fusión de HP y Compaq. Rollins cree que van a proseguir las fusiones empresariales en el sector informático, aunque destacó que la apuesta de Dell es por un crecimiento orgánico. «Las adquisiciones suelen ser muy complicadas. En el 80% de los casos acaban por no crear valor para el accionista», sentenció. En este sentido, el directivo confirmó el deseo del fabricante por seguir abriendo fábricas y centros de soporte por todo el mundo [la compañía tiene previsto inaugurar una fábrica en EEUU y seguir instalando call centers en Europa y el mundo]. Esta apuesta por asumir la fabricación de sus equipos es un punto en el que Dell se distingue de otras firmas de hardware, que han optado por subcontratar a terceros estos procesos. «Queremos estar muy próximos al cliente y asegurar el servicio en la última milla. Queremos intimar con el cliente», se justificó Rollins. Esta política no debe suponer en principio una carga financiera excesiva, pues, según el CEO, el coste de la mano de obra supone entre 7 y 8 dólares del precio final de cada PC, mientras que mover la máquina por el mundo supone entre 30 y 40. «El gran reto no está en la mano de obra, sino en la logística y en las políticas fiscales de los distintos países», aseguró. Rollins no ocultó que la elevación del precio del petróleo está siendo uno de los mayores obstáculos en estos momentos para mantener la rentabilidad. Por otra parte, el directivo, que lleva una década en la compañía y que lee muchos libros de gestión, explicó que en Dell han puesto en marcha un sistema, Tell Dell, que fomenta el que los empleados evalúen al milímetro la gestión de sus superiores. «No queremos sistemas dictatoriales [de gestión] donde las ideas siempre vayan de arriba abajo».
Por último, Rollins se refirió una y otra vez a los mercados de China o India como las grandes oportunidades para los proveedores de tecnología. También destacó la demanda que puede llegar de Brasil.


