Un año más, DMR Consulting y AETIC han presentado su particular balance de lo acontecido el año pasado en la industria de las TIC y su penetración en la economía española. La conclusión del estudio no debería sorprender a nadie puesto que de las 3.617 encuestas realizadas para su confección se vuelve a concluir lo que ya se había hecho público en tantos otros informes: que pese al crecimiento de algunos indicadores, el sector español está estancado o saturado y que la distancia con la media y los líderes europeos en este apartado ha crecido incluso en algunas áreas.
A pesar de que el indicador DMR (que mide el uso de las TI, Internet y comercio electrónico) valora los resultados de 2004 en un 4,97% (un 5% más que en 2003), los responsables de la consultora no se llevan a engaño y reconocen que lo positivo del dato tiene sobre todo que ver con el crecimiento experimentado por las compras electrónicas en nuestro país (sólo aquí España supera con un 22,4% la media de países de su entorno). Frente a los pasos que se están dando en e-commerce, todo parece indicar que en los últimos tiempos las empresas españolas han detenido la adquisición de equipamiento informático, apreciándose un estancamiento (86,8%) frente a las previsiones que hace unos años apuntaban a una situación mucho más próxima a la continental.
Asimismo, el porcentaje de empresas que disponen de acceso a Internet es del 77,7%, campo en el que también se ha avanzado menos de lo esperado. Además, y como ha apuntado el propio Secretario de Estado de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, Francisco Ros, en España se está produciendo la composición de dos bloques distintos donde uno lo forman las compañías que más apuestan por las TI (finanzas, seguros, informática e I+D) y el otro las que menos (hostelería y comercio). La situación ha sido calificada por Gobierno y patronal como preocupante una vez más, aunque abordable. Tras escuchar el informe presentado por DMR, Francisco Ros no podía menos que admitir el déficit tecnológico que sufre nuestro país y reconocer que, de seguir así, la economía española se verá amenazada: «Tenemos un problema, pero está en nuestras manos resolverlo, sin pausa pero sin desesperación. Las empresas exponen dos motivos para no invertir y son la falta de formación de sus empleados y el hecho de no ver la necesidad de hacerlo. Por eso no hay perspectivas de crecimiento».


