Pese a que España ocupa el segundo lugar en Europa en cuanto al índice más elevado de piratería de software, con un 49 por ciento de licencias ilegales, lo cierto es que en los últimos seis años nuestro país ha reducido un 16 por ciento la piratería. Siguiendo esta tendencia, la BSA estima que en los próximos cuatro años el software ilegal podría reducirse un 10 por ciento, lo que permitiría un crecimiento del sector tecnológico español del 67 por ciento. Así lo pone de manifiesto el estudio llevado a cabo por IDC para la compañía en 57 países de todo el mundo. De este informe se desprende que un descenso de la piratería acelera el crecimiento de las TIC de un país, lo que supone una expansión económica, mayores ingresos por impuestos y un aumento en la creación de empleo. De esta forma, el impacto que una reducción del 10 por ciento de la piratería tendría en la industria mundial, que cuenta ahora con un índice de software ilegal del 40 por ciento, sería un incremento económico de 4.000 millones de dólares, 1,5 millones de nuevos puestos de trabajo cualificados y un aumento de impuestos adicionales de 64.000 millones de dólares.
Por su parte, Europa Occidental, con un 37 por ciento de ilegalidad, vería crecer su economía en 100.000 millones de dólares, 250.000 puestos de trabajo y 23.000 millones de ingresos por impuestos. En el caso de España, hablaríamos de un impulso económico de 3.800 millones de dólares, 6.200 nuevos empleos, 520 millones adicionales por impuestos y el sector tecnológico nacional ingresaría unos 18.000 millones frente a los 11.000 que generó en 2002. No en vano, en 2002 la piratería ha supuesto unas pérdidas a nuestra industria tecnológica de 107,4 millones de dólares, registrándose las mayores ilegalidades en las pymes, que acapararon el 70 por ciento de las licencias piratas.
Por otro lado, las TIC españolas generaron en los últimos seis años unas ventas de 13.000 millones de dólares y un total de 25.000 nuevos puestos de trabajo, aunque el estudio de IDC refleja que nuestro país sufre un retraso tecnológico de 30 años frente a los principales mercados europeos.
