Pese a las buenas intenciones y los continuos mensajes de calma que los expertos hacían llegar a los inversores, la Bolsa de Wall Street no perdonó. De la aparente calma inicial se pasó a una vorágine de ventas, que, aunque controlada, llevó a sectores como el de las tecnológicas a sufrir descensos importantes.
La mayor parte de las compañías de software y hardware sufrieron fuertes caídas, al tiempo que el índice tecnológico Nasdaq alcanzaba su nivel más bajo desde octubre de 1998, cayendo 116 puntos.
Pese a esto, los analistas, amparándose en lo que ya se prevé como algo inmediato la reconstrucción de Manhattan, estiman que puede haber esperanza para este sector, aunque son más optimistas para el mercado del hardware, que para el sector del software para el que vaticinan una recuperación dura y tardía. A corto plazo habrá una clara depresión en las ventas de software, afirmaba el analista Ian Morton.
Y es que hay motivo para alarmarse, ya que las acciones de compañías como Microsoft, caían el lunes en la reapertura de la Bolsa de Wall Street un 8 por ciento, perdiendo casi 5 dólares, mientras que Oracle hacía lo propio, dejándose un 3,93 por ciento, e IBM, que perdió 3,13 dólares veía como sus títulos cotizaban a 94 dólares al cierre.
Duro fue también para las compañías tecnológicas, que habían decidido minimizar riesgos y recomprar sus propios títulos. Así, Cisco, que preveía un plan de recompra de acciones por valor de 3.000 millones de dólares tuvo que enfrentarse a una bajada de 47 centavos en sus acciones, que alcanzaron los 14 dólares.
La situación parece incierta para un mercado que ha tenido que enfrentarse a una doble problemática las grandes pérdidas provocadas por el descenso de la economía y el ataque terrorista que ha desbaratado las ventas que deberían haberse hecho en el último mes del trimestre, que es cuando la mayor parte de las compañías de software realizan la mitad de sus transacciones.


