Su escaso peso y dimensiones, muy similares a los de una láser monocromo, hacen de Optra C710 un dispositivo ideal para cualquier pequeña oficina. De hecho, la sustituta de esta máquina, disponible ya en el mercado, contiene en su denominación las siglas SBE correspondientes a Small Business Edition. La diferencia fundamental entre una y otra reside en una reducción de la duración del tóner.
La alimentación de papel se lleva a cabo a través de dos bandejas de entrada una manual, en el frontal, que admite tanto DIN A4 como los restantes tipos de papel soportados (A5, B5, sobres, etc.) y otra en el interior de la carcasa. El panel LCD de la máquina llama la atención por su facilidad de uso, que supera incluso la de impresoras superiores. En cuanto a la gestión de Optra C710, se ha optado por el software MarkVision, que permite controlar varias impresoras a un tiempo y con gran sencillez.
Uno de los factores que deben tener en cuenta los usuarios potenciales de esta unidad, es que su mantenimiento resulta algo engorroso, pues el acceso al interior de la máquina se realiza aflojando tornillos y los componentes están colocados de forma que, para llegar al último, es necesario sacar antes algún otro. En segundo lugar, la calidad de impresión se sitúa en un nivel medio, dado que los colores primarios aparecen claramente compuestos y el tamaño del punto es algo excesivo. Además, estas insuficiencias en el uso del color contribuyen a reducir con frecuencia un grado de definición en los detalles de por sí precario.
Por lo que toca a la velocidad, Optra C710 arrojó las tasas más bajas de la comparativa, tanto en negro como en color, en parte debido a una memoria de tan sólo 32 Mbytes.


