Olía a tormenta desde hacía bastantes meses. Gateway podría volver a sus inicios, es decir, a convertirse en un fabricante de PC para el mercado que le vio nacer, el estadounidense. La compañía ha presentado un plan de recorte de gastos que tendrá como puntos fuertes la eliminación de 5.000 empleos, que se unen a los 3.000 despidos de antes del verano, y la cancelación de la actividad comercial en Malasia, Singapur, Japón, Australia y Nueva Zelanda. En el Viejo Continente la compañía también se ha planteado una retirada, aunque todavía está en conversaciones con representantes sindicales. Además, en Estados Unidos, el único mercado al que finalmente se podría circunscribir el fabricante, también está previsto el despido del 15 por ciento de la plantilla y el cierre de centros de llamadas y atención al cliente en cuatro estados.
Y es que la cuerda estaba bastante tensa en Gateway desde finales del pasado ejercicio y entre enero y marzo de 2001 la compañía llegó a perder 503 millones de dólares (92.000 millones de pesetas).
Con este cambio de rumbo la dirección de Gateway confía en salir del bache a finales de año, aunque antes aún tendrá que indemnizar a los trabajadores despedidos con 475 millones de dólares adicionales (casi 87.000 millones de pesetas). El retraimiento de la demanda en los últimos trimestres y la consiguiente guerra de precios en la que se han ensalzado los principales fabricantes, sobre todo Dell, han agravado de forma irreversible la situación.
Analistas de la publicación británica IT Europa ven en el descalabro de Gateway un triste signo de los tiempos que corren en la industria del PC, que está sufriendo duras reestructuraciones y fusiones que hace unos meses habrían producido hilaridad, como la de HP y Compaq anunciada hace escasas horas. Según el quincenal no había espacio en el mercado para tantas marcas multinacionales y alguien debía renunciar. El hecho de que haya sido Gateway se debe al retraso de la compañía de las vacas en poner al día sus precios. Además, los analistas coinciden en considerar el negocio minorista de la compañía -tiene establecimientos propios en algunos países del continente- se ha quedado desfasado y no da la oportunidad al comprador de elegir entre una amplia gama de opciones, algo muy valorado en el segmento minorista.


