Tres años después de abandonar la dirección ejecutiva de la compañía que fundó con 1.000 dólares en 1984, Michael Dell vuelve a tomar las riendas del primer fabricante de venta directa. El ejecutivo, que actualmente ostentaba el cargo de presidente de la organización, ha sustituido a Kevin Rollins, consejero delegado desde 2004 y que ha abandonado su cargo sin dar explicaciones. Michael Dell se ha mostrado «entusiasmado» acerca de los nuevos planes que tiene para su compañía, englobados bajo un proyecto que él mismo denomina Dell 2.0 y con el que pretende construir a nivel mundial un «negocio fuerte» para optimizar la experiencia del usuario a través de la «aportación de valor a largo plazo». Sin desgranar esta estrategia, Dell asegura que su empresa tiene por delante «una tremenda oportunidad».
Todo indica que con este nombramiento la compañía de Austin (Texas) intenta poner fin a la mala racha que está pasando en los últimos tiempos. Sin ir más lejos, en la recta final de 2006 sus ventas cayeron un 8,7, según Gartner, lo que hizo que HP, que además creció un 23,9%, le arrebatara el liderazgo del ránking mundial de PC por segundo trimestre consecutivo. Y si vamos más atrás en el tiempo, tirando de los datos bursátiles se puede comprobar que desde 2004 las acciones de Dell han retrocedido un 30%, mientras que las de su máximo rival han subido un 120%.
Pero la competitividad con HP no es el único dolor de cabeza de Michael Dell, que ahora tiene ante sí la responsabilidad de reflotar una organización que tiene varios frentes abiertos. De hecho, la compañía está siendo investigada tanto por la SEC, organismo estadounidense homólogo a la Comisión del Mercado de Valores, como por el fiscal del distrito sur de Nueva York. Estas autoridades intentan esclarecer la presunta existencia de irregularidades en los resultados financieros de los últimos ejercicios de Dell, lo que ha hecho que el fabricante haya suspendido sus planes de recompra de acciones.
Además, hay que recordar que la compañía se vio envuelta en la polémica del verano de 2006, que también salpicó a Apple y Toshiba, y que estuvo protagonizada por el riesgo de incendio de millones de dispositivos que incluían baterías fabricadas por Sony. En consecuencia, Dell tuvo que llevar a cabo la mayor retirada de producto dentro de la industria de la electrónica de consumo en Estados Unidos por razones de seguridad. Y durante ese mismo periodo, una agresiva estrategia de fichajes de Lenovo supuso la fuga de varios altos ejecutivos de Dell hacia el gigante chino. Aun así, la compañía no ha bajado la guardia y desde hace unos meses están cobrando fuerza los rumores que apuntan a que está intentado hacerse con el grupo Founder, el segundo fabricante de ordenadores chino. De momento, el anuncio de la vuelta de Michael Dell ya ha hecho que las acciones del fabricante subieran un 3,76%, hasta los 25,13 dólares, en los mercados extraoficiales.


