La firma presidida por Bill Gates se ha visto obligada en los últimos días a acatar la decisión tomada por el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos, en la que se señalaban las prácticas monopolísticas que había realizado Microsoft, al evitar que los fabricantes de ordenadores incluyesen dentro de Windows programas de otras empresas rivales.
La resolución otorgará a los fabricantes la libertad para poder incluir en sus equipos programas distintos a los de Microsoft, borrar los iconos de los productos de la compañía de los PC que usen el sistema operativo Windows y retirar el navegador Explorer. Asimismo, la última versión del sistema operativo Windows XP, que se lanzará el próximo mes de octubre, incluirá ya este cambio en la relación con los fabricantes.
En este sentido, fuentes de la compañía han anunciado que la modificación que se llevará a cabo en los acuerdos de licencia que la firma tiene con los fabricantes de equipos, no tiene nada que ver con las conversaciones que Microsoft mantiene con el Departamento de Justicia encaminadas a resolver el proceso legal contra la empresa.
A este respecto, Kenneth Starr, personaje relevante en la vida política americana tras el caso Lewinsky, ha afirmado que los directivos de la compañía no parecen entender el hecho de que Microsoft haya incurrido en una conducta ilegal, y añade, que los máximos dirigentes de la firma no deben ignorar dicho comportamiento.


