El fabricante de PDA palmOne ha realizado un estudio a nivel europeo para comprobar la repercusión del mal uso del correo electrónico en las empresas. Los resultados han permitido que se haga una lista de los siete pecados capitales del e-mail. Pasar por alto la llegada de un mensaje y no responderlo por la gran afluencia de los mismos en la bandeja de entrada es el primero de ellos, un pasotismo que retrasa la toma de decisiones comerciales. Y es que la gran cantidad de mensajes que reciben diariamente abruma a los trabajadores, que temen volver a la oficina después de un tiempo de ausencia. El segundo pecado capital es fingir no haber recibido un e-mail, una mentira que provoca frustración y sentimiento de culpabilidad.
La suposición de que todos los receptores leen un correo urgente es el tercero en la lista, hecho negativo porque si no se recibe una llamada de atención, vía telefónica, los mensajes pueden pasar inadvertidos.
Por otra parte, la extensión y palabrería de los textos que se incluyen también hacen perder tiempo al usuario, que dedica más minutos de los necesarios a la comprensión de los mismos. El quinto pecado es el del «bombardeo» de mensajes inútiles, es decir, enviar un correo a múltiples destinatarios que no necesitan esa información para nada. Esto contribuye a saturar la bandeja de entrada.
En los dos últimos pecados juega un papel importante el talante del receptor. La dejadez al escribir (referida a faltas de ortografía, descoordinación de las frases y lenguaje confuso) y la falta de tacto influye en la predisposición del receptor, que se forma imágenes negativas del remitente.
Desde palmOne auguran que estos problemas se verán disminuidos con los teléfonos móviles inteligentes gracias a la facilidad de acceso al correo electrónico, sin embargo consideran primordial que el trabajador modifique su actitud para que la utilización del e-mail contribuya a mejorar la actividad de su empresa y no a perjudicarla. Además, ha propuesto una serie de medidas para paliar estos efectos desfavorables, como la confirmación por defecto de la recepción de los mensajes o ser concisos pero correctos en la redacción y el trato al remitente.


