«La inversión en tecnologías de la información y comunicaciones, por si sóla, no garantiza nada». Así de claro se manifestó Emilio Ontiveros en el segundo foro Sociedad y Tecnología, organizado hace unas semanas por Microsoft en Sierra Nevada. Ontiveros, analista económico, docente en esta materia y flamante presidente de la ponencia para el desarrollo de la sociedad de la información en este país, el plan que debe guiar la estrategia del Gobierno socialista en este terreno en los próximos años, sabe bien de qué habla. Lo que quería poner en cuestión Ontiveros en el foro granadino era ese lugar común que asocia automáticamente el gasto tecnológico con la mejora de la productividad de los empleados. Y es que la compra de ordenadores o la implantación de la banda ancha no son nada si no se acompañan con medidas para promocionar su uso y aplicarlas con criterio a la mejora de los procesos productivos. Un ejemplo: año tras año las empresas de nuestro país, con una dotación de PC y una penetración de Internet relativamente altas, suspenden sin paliativos a la hora de mejorar su actividad diaria gracias al comercio electrónico. Es decir, la tecnología en muchos casos está, pero no se le saca el suficiente partido. En este punto incide la patronal de sector informático, AETIC, una y otra vez. Pero la frase de Ontiveros va más allá. Y es que un factor muy importante que retrasa la mejora de la productividad es el escaso desarrollo del capital humano y de la capacidad empresarial en nuestro país. Ontiveros subraya el hecho de que las inversiones en capital riesgo en España relacionadas con las nuevas tecnologías hayan sido preocupantemente bajas en estos últimos años. En este sentido contrapuso el caso español al de países como Finlandia o Dinamarca, que han sabido endeudarse y arriesgar para incrementar el valor añadido de sus respectivas economías. En esta misma línea, otra de las asignaturas pendientes del tejido productivo español es la formación. ¿A quién no le han colocado en su escritorio, sin un mínimo curso de iniciación, la más potente Intranet o la más sofisticada herramienta para compartir recursos con el resto de compañeros de su oficina, con la consiguiente infrautilización de las mismas? Por múltiples razones, muchas veces los empleados no tienen tiempo ni posibilidad de formarse en las tecnologías disponibles en el mercado. Otra vez estamos ante un caso de recursos malgastados y ante una oportunidad perdida para poner a la empresa nacional en la senda del valor añadido y la cualificación. En este tema, la necesidad de un compromiso serio por parte de todos los agentes implicados (sindicatos, empresarios y gobierno) es perentoria. Por último, cabe señalar que la inversión en TIC sería estéril si no se acompañase de estabilidad en variables macroeconómicas como la tasa de inflación, el crecimiento del PIB o el índice de renta por habitante.
¿Quiere decir esto que ya está todo vendido, que las infraestructuras informáticas de las empresas del país están al día y que caería en saco roto cualquier propuesta proveniente de fabricantes y distribuidores? Evidentemente, no. Todos sabemos que las lagunas en equipamiento son muchas. No obstante, también es importante entender que no ganará el futuro el que más máquinas o licencias ponga en casa de los clientes, sino el que sepa entender las necesidades de los usuarios, el que sea capaz de ahorrarle tiempo y dinero, de formar a su gente para que saquen verdadero partido a lo que tienen en su escritorio o en sus sistemas centrales. En fin, si queremos una economía diferente, una economía que no se gane un puesto en el mundo por precio, por salarios bajos, una economía que se distinga por productos y servicios de alto valor añadido, deberemos empezar por tener un canal también de alto valor. En fin, es mensaje tantas veces repetido, aunque no por ello menos urgente.
Ayuda a las familias
Después de muchos años esperándolo, el sector informático se ha encontrado por fin con una propuesta del Gobierno central, «Préstamos a las familias», con las que se pretende financiar la compra de PC a familias con hijos en edad escolar. Esta iniciativa, dotada de 100 millones de euros, consistirá en acelerar la adquisición de ordenadores mediante créditos personales a bajo interés o a interés cero. No es una subvención en sentido estricto, pero sin duda ayudará a promover la informática entre los más pequeños y estrechará la brecha digital entre los hogares más opulentos y los dotados de menos recursos. El canal deberá estar atento a la iniciativa, pues en principio son los bancos los que se perfilan como intermediarios comerciales y financieros de la compra.
Por otra parte, y como decíamos más arriba, es necesario que medidas como ésta se acompañen de programas formativos y de estimulo del uso de las tecnologías en todos los ámbitos de la vida.


