“Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”; ”Estado o condición de quien no es esclavo”. Si te paras un momento a pensar, estas definiciones coinciden con un concepto que seguro que ya te ha pasado por la cabeza: “libertad”.
Además, si acudimos a Naciones Unidas, se añade un punto muy importante. La libertad es un derecho y que nada, ni nadie puede quitárnoslo, siempre que hablemos en condiciones normales y no cuando hayamos cometido algún delito o similar.
Te preguntarás el porqué de este inicio. Para mí, la “libertad” y la privacidad van de la mano. Si alguien te quita tu privacidad, como vamos a ir viendo, tu autonomía o tu capacidad de decisión se verá fuertemente limitada. Cualquiera podrá ejercer un gran poder sobre ellas (sobre tu poder de decisión) y arrebatarte la libertad.
En definitiva, como dice la autora Carissa Véliz, la privacidad es poder. Si alguien obtiene información sobre ti y reduce tu privacidad, impactará de forma negativa en tu autonomía y capacidad de decisión; reputación como individuo; igualdad, justicia y seguridad; o incluso en nuestros miedos a compartir nuestras ideas innovadoras y creativas. ¿No crees que todo esto es perder libertad?
Por ejemplo, ¿qué pasaría con mi capacidad de decisión y autonomía cuando estos modelos sean sistémicos? Estos modelos han sido entrenados por grandes corpus de información, donde se encuentra toda Wikipedia. Si una caja negra como ChatGPT termina razonando, por el histórico de los datos, que una profesión ha sido predominante por un género y yo, del género contrario, le pregunto si cree que puedo tener éxito en ella… A lo mejor usa mi nombre con el siguiente razonamiento: Alberto es un hombre, en esta profesión han tenido éxito x personas, donde predominan las mujeres, por lo que Alberto no puede tener éxito. Como ves, pierdo la autonomía en mi decisión y no recibo una explicación por ello.
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Alimentando a los algoritmos. ¿Una privacidad en parte ya perdida?
El primer paso fue la creación de Internet. Las personas comenzamos a escribir y publicar en redes sociales, compartiendo nuestras vidas y cultura, gracias a la Web 2.0; la conectividad y las capacidades de almacenamiento de información se aceleraron, creando el famoso Internet de las cosas y big data; y todo esto no solo provocó que las personas creásemos una cantidad de información y datos nunca vista antes, sino que también las empresas pudieran almacenar y tratar esa información. Para simplificarlo, los datos que generabas al interactuar con Alexa en casa o tu perfil de Facebook, que tienes abandonado, han sido utilizados para entrenar a Llama, Grok o ChatGPT, y nadie nos pidió permiso.
Sobre el papel parece que llegamos tarde. Nuestra privacidad ya se ha puesto en riesgo. Las fotos con tus amigos o hijos; todas las interacciones que tienes con tu móvil o dispositivo en casa; e incluso tu propio blog, en el que contabas tus viajes, se han transformado en el propio corpus de los grandes LLM. Sí, nuestra privacidad ya ha sido puesta en riesgo.
¿Qué puedo hacer cómo usuario para que mi privacidad no esté en peligro?
No uses la IA Generatva de forma gratuita. Si usas ChatGPT de forma gratuita para formar parte de esa divertida tendencia de crear un muñeco de acción, le estás cediendo la foto de tu amigo para mejorar el modelo. Además, si rechazas la primera creación porque no se parece y se lo dices a ChatGPT, estás entrenándole. El dato es la moneda de cambio.
Mi primer consejo sería que pagues por ChatGPT y obtengas, como mínimo, ChatGPT Plus. Una vez tengas la versión de pago, desactiva la opción que permite mejorar el modelo. Para ello ve a Configuración > Mejorar el modelo para todos > Desactivado.
Segundo, lee las condiciones de uso y aceptalas conscientemente. Sé que no parece importante, pero tu libertad está en juego.
Por último, si quieres usarlo de forma profesional (tesis, libros…), no le entregues toda la información. Sé inteligente, que resuelva tareas aisladas. Y si quieres dar un paso más, ve a Playground de ChatGPT, firma el NDA y haz uso de la API. Más complejo, sí, pero más seguro.
Espero haberte ayudado a proteger tu privacidad. O por lo menos haberte abierto la curiosidad a ello.