Por Juan Ignacio Cabrera La semana pasada fue invitado por la consultora de mercado Canalys a un evento en Barcelona que congregó a más de 200 compañías del canal corporativo de toda Europa. Las charlas fueron en gran parte previsibles. Los patrocinadores de la reunión (HP, APC, Fujitsu Siemens y Acer hablaron de las excelencias de su oferta o de lo bueno que es revender sus soluciones. Por su parte, los analistas de Canalys intentaron despertar el instinto de negocio de la audiencia hablando de las oportunidades que sigue habiendo, a pesar de la crisis, en el horizonte. Virtualización, movilidad o comercio electrónico centraron algunas de sus intervenciones. Hasta ahí nada fuera de lo normal.
Lo que sí me sorprendió de la reunión de Barcelona fue, sin embargo, la insistencia de los organizadores en el cloud computing como modelo de negocio a tener en cuenta por el canal. El encuentro de Canalys me demostró que lo que llevamos muchos meses oyendo, eso de que el software estará mayoritariamente en un servidor y que los clientes accederán a él como si de un canal de televisión de pago se tratara, debe ser asumido por la red comercial sin dilación. De hecho, en Barcelona se habló mucho de Google, una de las empresas que más hacen por darle cuerpo a eso del cloud computing. No en vano, la misma Google, que también patrocinó el evento (¡quién lo hubiera dicho!), desplazó a un alto directivo para explicar a los asistentes cómo pueden enrolarse en su programa de venta indirecta de aplicaciones.
Me extrañó mucho la omnipresencia de Google en un evento para partners, pero más me sorprendió la ausencia de Microsoft, la empresa que, junto con HP, se inventó y le dio forma a esto que conocemos por distribución informática. El día en Barcelona me demostró que los extremos se buscan y posiblemente se encuentren: mientras que la compañía de Bill Gates está moviendo toda su maquinaria en estos momentos precisamente para entrar en el negocio de los servicios desde Internet, su máximo rival al día de hoy, el buscador de Larry Page y Sergey Brin, hace el camino en sentido contrario. En medio estará (eso esperemos) el canal, tanto para vender la licencia como para participar del servicio y para todas las fórmulas mixtas que quieran imaginar.



