Según un estudio de IndesIA, conglomerado de empresas entre las que se encuentran Airbus, Inditex, Ferrovial, Microsoft o Telefónica, la falta de talento especializado en España podría costar hasta 14.500 millones de euros. Ante esta problemática, la educación superior en nuestro país debe hacer propósito de enmienda para, dentro de lo que está en su mano, intentar reducir esa brecha.
En primer lugar, la colaboración entre las instituciones educativas y el entorno empresarial es crucial para realizar un análisis previo que nos permita identificar dónde existe esa escasez, a qué se debe, y fomentar la creación de talento.
En este sentido, la apuesta por incorporar becas especializadas en las que la industria participe de manera activa es una opción muy a tener en cuenta. Este concepto de mecenazgo y ayudas al estudio permite que las empresas colaboren económicamente con los estudiantes, dándoles la posibilidad de adquirir conocimientos adaptados a las necesidades actuales de las compañías y, además, ofrecen la oportunidad de incorporarles en plantilla durante un periodo pactado entre ambas partes. Gracias a ello, facilitan una transición suave entre el mundo educativo y el laboral.
Ante la alta demanda de ingenieros cualificados en sectores en auge como la aeronáutica, defensa o ferroviario, esta propuesta permite acercar el mundo educativo con la industria. Este escenario se complica más con la gran revolución tecnológica que vivimos, con áreas en boga como la inteligencia artificial, la realidad virtual y aumentada, o la impresión 3D, áreas que ya están cambiando profundamente el trabajo en muchos sectores, y en las que hay que formar de una manera práctica. Estas ayudas al estudio deben enfocarse precisamente en este tipo de contenidos especializados que puedan dar respuesta a las nuevas necesidades de empleo.
Además de la ayuda financiera que ofrece este tipo de ayudas, es fundamental que su apoyo se vea complementado con oportunidades de planes de carrera en empresas de primer nivel, algo por lo que apuesta EDDM, y que permite que las compañías puedan incorporar y retener un talento cualificado que necesitan para su plantilla.
Por último, es necesario que estos programas de mecenazgo estén sometidos a una evaluación continua, para que se puedan seguir adaptando a los cambios del mercado laboral y que continúen siendo relevantes y efectivos para paliar la falta de talento especializado en nuestro país.
Si conseguimos apostar por un tipo de ayudas al estudio inteligentes y conectadas con la industria, seremos capaces de ir cerrando poco a poco esa brecha entre lo que el mercado solicita y el talento del que puede disponer. Las ayudas al estudio no solo financian educación, son una inversión fundamental para el futuro especializado que España merece.
