Aunque no voy a tirar de estadísticas que prueban de forma fehaciente la tradicional discriminación de la mujer en todos los frentes empresariales, quiero aludir a un reciente estudio en el que las mayoría de las mujeres ejecutivas consultadas se muestran conformes con sus salarios, al contrario de lo que sucede con sus homólogos masculinos, muy en desacuerdo con sus ingresos.
La presencia de altas ejecutivas en el sector TI ya no es un hecho aislado pero tampoco se juzga de forma positiva que varias multinacionales del sector hayan decidido volver a nombrar a mujeres como máximas directivas por segunda o tercera vez consecutiva. El desacuerdo no se manifiesta en voz alta pero es un hecho patente hacia los que se muestran contrarios a la discriminación positiva o paridad de género.
Las críticas hacia algunas de estas ejecutivas tampoco se limitan únicamente a su trabajo, sino que también están relacionadas con su imagen o aspecto físico. En muchos casos su gestión también es peor valorada que sus pares masculinos o se minimizan sus logros después de décadas al frente de un negocio aludiendo a su parentesco con los fundadores o socios de la compañía. Y hablamos de nombramientos actuales no de un pasado lejano.
Un excompañero que está viviendo en Atenas (hay cosas peores) justificaba la decisión del nuevo Gobierno heleno de no incluir a ninguna mujer en su gabinete por la estructura tradicional de la sociedad: «No puede haber paridad de género porque la mujer no estudia, ni trabaja, luego es lógico que no esté presente los máximos órganos de Gobierno». Es un argumento lógico, pero antinatura.
Las cosas están un poco mejor en España, aunque tampoco son para lanzar cohetes. En el sector TI, y concretamente en el negocio de empresas pertenecientes al canal de distribución, la existencia de máximas directivas se limita a puestos de marketing o departamentos comerciales. ¿Quieren un ejemplo? No hay ni una mujer entre los máximos responsables que dirigen los primeros 50 mayoristas del sector TI en España. Las estructuras del Viejo Régimen continúan bien asentadas.
