Si por algo destaca esta propuesta frente a sus rivales es, sin duda, por su equilibrio. Y es que este ultrabook presume de un diseño equiparable al de los equipos más sofisticados que hemos probado, una configuración competente y, al mismo tiempo, un precio absolutamente realista. De hecho, su chasis es de magnesio, un material de extrema ligereza y gran robustez que hasta la fecha solo hemos encontrado en equipos de precio muy superior a los 999 euros que cuesta este Portégé. Por otra parte, su configuración es muy similar a la de los ordenadores de Acer y Samsung, lo que, una vez más, se ha manifestado en unos resultados casi idénticos a los que estos equipos han arrojado en nuestro banco de pruebas. En nuestros tests de autonomía ha alcanzado un resultado muy bueno, pues los 154 minutos que ha perdurado su batería en Battery Eater Pro anticipan una longevidad real cercana a las cinco horas. Puede, incluso, que sea capaz de superarla en escenarios relativamente poco exigentes, como aquellos que no requieren acceder de forma permanente a una red Wi-Fi.
Al igual que algunos de sus rivales, cuenta con un teclado retroiluminado de calidad, pero los aventaja a todos gracias a su peso, que con solo 1,12 Kg lo hace el más liviano de la comparativa, y también a su reducido grosor. Y es que la única propuesta que iguala los 16 mm de espesor de este Portégé es la de Samsung. Los apartados que, a nuestro juicio, son mejorables, atañen a la resolución de la pantalla que, al igual que en los equipos de Acer y Samsung, se reduce a 1.366 x 768 puntos, y un nivel de ruido algo elevado. En condiciones de trabajo no demasiado exigentes la rumorosidad de este ultrabook no molesta en absoluto, pero cuando la CPU alcanza una temperatura cercana a su umbral máximo, la velocidad de giro del ventilador se incrementa, provocando un zumbido algo molesto si se escucha durante un lapso de tiempo prolongado. Aun así, nos parece un equipo fantástico por su excelente equilibrio.
999 euros (IVA incluido). www.toshiba.es