Hace un año que Intel lanzó el concepto de Ultrabook para hacer frente a las tabletas, sobre todo al iPad de Apple. El fabricante de procesadores se dio cuenta de que en un mundo donde el encendido de los dispositivos personales (tablets o smartphones) es casi intantáneo, la interfaz táctil se ha generalizado y la autonomía cubre con facilidad toda una jornada, el portátil tradicional, pesado y lento, podía quedar muy relegado.
Sin embargo, Intel, que ha invertido cientos de millones de dólares en promocionar su plataforma y en ayudar a los fabricantes de componentes a optimizar sus tecnologías para encapsularlas en carcasas mucho más ligeras y pequeñas, no ha tenido mucho éxito hasta la fecha con sus Ultrabooks. Lo vienen a demostrar las cifras que aportan regularmente las consultoras. Es el caso de Context, que ha revelado a CHANNEL PARTNER las ventas de ultraligeros entre octubre y marzo. Según la consultora británica, precisamente en el último mes contabilizado, en marzo, los Ultrabooks representaron solo el 2% de todos los portátiles comercializados en el canal mayorista español. Por su parte, los netbooks (equipos de 10 pulgadas y unos 300 euros de PVP) supusieron un 24,4% del total, y el grueso de las ventas (73,6%) fueron de portátiles estándar.
En Europa occidental el panorama es parecido, aunque en el continente, los netbooks tienen mucha menos repercusión (11,7%) y arrasan por el momento los notebooks tradicionales (86,5%). Por su parte, los Ultrabooks representaron un 1,7% de las unidades, una cantidad todavía residual.
Por otra parte, mientras que en los tres primeros meses del año, el precio medio en mayorista de los Ultrabooks se ha mantenido en Europa en 780 euros (no se incluye IVA ni el margen del distribuidor), en España ha oscilado más, pasando de los 693 euros de enero a los 736 euros de marzo.
Según fuentes consultadas por CHANNEL PARTNER, en estos momentos se venden en el mercado español unos 1.500 Ultrabooks cada mes (la cifra llega a los 2.500 si se tienen en cuenta las ventas de MacBook Air). Por el momento, quedan lejanas las metas que se marcó Intel hace un año, cuando aseguraba que a finales de 2012 el Ultrabook debería suponer el 40% de todos los portátiles comercializados y en 2013 tenía que estar “plenamente asentado”. Los expertos dicen que el precio de las máquinas lanzadas hasta la fecha al mercado, que rondan los 1.000 euros, y la escasez de configuraciones (en España ha habido solo una docena con los Intel Core de segunda generación) explican que el Ultrabook no haya tirado.
No obstante, en el fabricante de chips y en las marcas de portátiles que están apostando por el formato (HP, Samsung, Toshiba, Lenovo, Dell o Acer están entre ellas) confían en que la llegada de los Intel Core de tercera generación (Ivy Bridge) y la entrada en escena en otoño de Windows 8 sean las espoletas definitivas.
