Si en Estados Unidos Microsoft ha ido resolviendo sus demandas antimonopolio a golpe de talonario, en el Viejo Continente la estrategia del gigante del software para hacer frente a su supuesto abuso de posición dominante es tan osada que incluso ha logrado paralizar el tiempo. Y es que finalmente la fecha de hoy no pasará a la historia del sector TI como el día en el que Microsoft comenzó a proporcionar a los ensambladores de PC su popular sistema operativo desprovisto del reproductor multimedia Windows Media Player. Ésta era en principio una de las sanciones impuestas al fabricante el pasado 24 de marzo por la Comisión Europea, que estableció un plazo de 90 días para llevar a cabo esta medida, además de otros 120 días para que Microsoft empezara a aportar información técnica a sus competidores en la fabricación de servidores. Igualmente, hace ya tres meses que la UE impuso a la multinacional la mayor multa de su historia: 497 millones de euros por «abuso de posición dominante». Sin embargo, Bruselas ha suspendido temporalmente todas estas sanciones a la espera de que el Tribunal de Primera Instancia de la Unión Europea se pronuncie en torno al recurso presentado por Microsoft el pasado 7 de junio. Pero, además, el pasado viernes el fabricante solicitó a un tribunal de la Unión Europea que suspendiese las sanciones hasta que se resolviese el caso. «Los remedios no sólo dañarían a Microsoft, afectarían a muchas otras compañías de desarrollo de software y a creadores de páginas web que han construido productos para la plataforma Windows», según Horacio Gutiérrez, consejero asociado general para Microsoft en Europa.
La UE ha tomado esta decisión «en interés de una adecuada administración de la justicia», según señaló ayer en un comunicado, aunque si el presidente del tribunal rechaza la petición de la compañía, las medidas deberán adoptarse «sin dilación».
