El largo camino de la telefonía de tercera generación o UMTS

La tecnología UMTS potenciará la distribución de terminales con mayores aplicaciones y más especializados.

Publicado el 25 Sep 2001

El largo camino de la telefonía de tercera generación o UMTS

Según un estudio realizado por el Fórum UMTS en colaboración con la consultora Telecompetition, el 30 por ciento de los habitantes del planeta, unas 2.070 millones de personas, utilizarán servicios de comunicaciones móviles en 2010, y de ellos, el 28 por ciento, alrededor de 579 millones de personas, se decantará por la tercera generación (3G) o UMTS.

En ese mismo año, los ingresos globales que generará la 3G en todo el mundo alcanzará los 61,2 billones de pesetas, si bien sólo será a partir de 2005 cuando comiencen a hacerse visibles unos crecimientos sostenidos en la cifra de negocio.

Este es el lado bonito de la historia del Universal Mobile Telecomunicactions System, o UMTS, la tercera generación de móviles cuya velocidad se sitúa entre 40 y 200 veces más que las actuales aplicaciones WAP sobre GSM, y cuyo nivel de seguridad es mayor.

Según el último informe del banco de negocios JP Morgan, las operadoras europeas han gastado en la compra de licencias UMTS 130.000 millones de euros (21.63 billones de pesetas), a los que deberán sumar otros 100.000 millones de euros (16,63 billones de pesetas) para el desarrollo de la infraestructura de red.

De esta forma, muchos gobiernos se frotaron las manos con las subastas de telefonía móvil, que hicieron ingresar cantidades billonarias, pero que ha sido y seguirá siendo un gran lastre para todo el sector.

Y es que las subastas, que tanto revuelo político levantaron, han provocado un retraso en la incorporación de las nuevas tecnologías en el Viejo Continente, un gran riesgo si se tiene en cuenta la velocidad de cambio de las nuevas tecnologías, que podrían dejar obsoleto UMTS sin que prácticamente haya entrado en funcionamiento.

Según Maribel Ferrero, directora general de PC de Motorola, la evolución dentro del mundo de las comunicaciones inalámbricas ha estado siempre marcado por la expectativa de cuál será la próxima tecnología.

Curiosamente, en España los cuatro consorcios (Telefónica Móviles, Airtel, Amena y Xfera) que ganaron las licencias UMTS pagarán sólo 100.000 millones de pesetas por una tecnología que no se pondrá en marcha hasta junio de 2002.

Uno de los graves problemas con los que se han tenido que enfrentar los operadores de telefonía ha sido la crisis bursátil, y es que, a mediados de abril las empresas de telefonía se desplomaban en la Bolsa por las crecientes dudas sobre su capacidad de generar beneficios.

Ante esto, los analistas acordaron que una de las mayores contrariedades a las que se enfrenta el sector es el elevado endeudamiento y la venta apresurada de activos por parte de las compañías, que precisan liquidez de forma urgente para afrontar la renovación de sus redes fijas y móvil con la implantación de la nueva tecnología UMTS.

De esta forma, si hace apenas un año los inversores y los bancos pugnaban por ofrecer sus servicios de financiación a este tipo de compañías, ahora han comenzado a mirar con lupa las posibilidades de salir delante de unas operadoras cada vez más acosadas por las grandes inversiones realizadas.
Paralelamente, el mercado de la telefonía móvil en España parece haberse estancando a pesar de que el número de abonados supera los 25,6 millones y que, en los tres primeros meses del año, el número de usuarios que se dieron de alta en el servicio fue de 1,2 millones, según datos facilitados por las operadoras Telefónica Móviles, Airtel y Amena.

Sin embargo, si tenemos en cuenta que durante el mes de marzo del pasado año el número de altas que se registró fue el mismo, el número no resulta tan impresionante.

El hecho de que el mercado parece saturado es una de las principales razones de esta ralentización, sobre todo si se tiene en cuenta que, según Amena, el número total de abonados equivale ya al 64 por ciento de la población. Por otro lado, los problemas económicos que atraviesa el sector de las telecomunicaciones ha llevado a las compañías a recortar las subvenciones de terminales y los gastos de promoción.

Además, tanto operadores como fabricantes de equipamientos coincidieron en que el 1 de agosto de 2001, plazo dado a las operadoras por el Gobierno cuando otorgó las licencias, no estarían disponibles ni las redes que permiten dar cobertura al servicio UMTS ni, sobre todo, los terminales que deben soportar las nuevas aplicaciones que permite esta tecnología.

Aunque se partía de la base de que los plazos eran muy ajustados, también se daba por supuesto que los suministradores estaban en condiciones de proporcionar los equipos de red y terminales necesarios para cumplir estrictamente con los requisitos del concurso, mientras que, paralelamente, los operadores aseguraban estar en condiciones de hacer frente a los compromisos adquiridos, firmados y sellados con la administración y lanzar el servicio a tiempo.

Por su parte, los grandes fabricantes de equipos como Nokia, Ericsson, Siemens, Motorola o Alcatel, también reconocieron, aunque sólo de puertas hacia dentro, que para dicha fecha ni siquiera estaría a pleno funcionamiento comercial el GPRS.

Y, por supuesto, este retraso ha tenido un efecto negativo en los resultados económicos de operadoras y de fabricantes, debido tanto a las inversiones tan a largo plazo como a la retirada de confianza de los inversores y a que el negocio de la telefonía móvil parece ahora estancado.

Siemens recortará un total de 8.100 empleos después de que los resultados de la compañía cayeran un 89 por ciento. En España Siemens vendió en 2000 1,5 millones de móviles y espera que durante este año duplique sus ventas hasta los 3 millones.

Por su parte, Motorola, después de reiterados despidos masivos, presentó unas pérdidas trimestrales que incluso sorprendieron a los más pesimistas. En el trimestre que finalizó el 31 de marzo, la compañía perdió 533 millones de dólares frente a los 448 millones de dólares que ganó la compañía en el mismo trimestre del año anterior.
La telefonía móvil se presentó en el canal informático como una vía de escape ante los exiguos márgenes que dejan los PC a los distribuidores. Según Begoña Girald, responsable de la división de Telefonía de Ingram Micro, para los distribuidores que quieran vender productos de consumo con buenos márgenes, la telefonía móvil es un negocio ideal, ya que los márgenes medios se sitúan entre el 20 y el 30 por ciento.

Sin embargo los distribuidores de telefonía móvil también han sentido el descenso de la telefonía móvil en sus negocios. Según el departamento especializado en este negocio de Ingram Micro, se está produciendo un descenso en la venta de móviles. Y una de las principales razones es que, hasta ahora, los operadores españoles subvencionaban el teléfono hasta tal punto que los precios de los móviles eran muy baratos. Los clientes estaban acostumbrados a pagar cantidades mínimas y no valoraban las prestaciones de sus teléfonos. En algunas épocas del año, tales como campañas navideñas y de verano, prácticamente costaba lo mismo comprarse un teléfono nuevo o un accesorio, por lo que la venta de terminales era muy elevada. Muchas veces, sólo por el saldo que ofrecía un operador, ya merecía la pena cambiarse de teléfono, explican desde el departamento de móviles de Ingram.

De esta forma, la política llevada a cabo por los operadores les era ruinosa ya que, en un afán por ganar clientes nuevos e incrementar su cuota de mercado, no miraban la rentabilidad de las ventas.

Sin embargo, según Ingram Micro, esta tendencia ha variado y actualmente los operadores no subvencionan tanto el terminal. Además, el mercado está cambiando y se está especializando, de forma que ya no puede vender teléfonos cualquiera, sino que la prescripción y el conocer las necesidades de los clientes y el terminal que se adecua a ellos está empezando a especializar el sector.

En el caso de Diasa, la compañía decidió eliminar a finales de año su unidad de telefonía móvil, sin querer ofrecer ninguna versión oficial sobre su desaparición. Un hecho que da qué pensar después de que el año pasado desde la propia compañía se animara a los distribuidores a entrar en el negocio de la telefonía móvil por la poca inversión que requería y la buena rentabilidad que generaba.

Finalmente, Ingram ha querido dejar abierta la puerta a la esperanza señalando que, aunque las ventas de teléfonos móviles han bajado, este descenso se ha producido fundamentalmente en los terminales de gama baja, comprados por clientes poco fieles. Sin embargo, a partir de ahora, la venta se centrará en teléfonos más caros y tecnológicamente más avanzados, lo que también incrementará la venta de accesorios originales más sofisticados.

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