Han pasado dos años desde que el Departamento de Justicia de Estados Unidos sentase en el banquillo de los acusados a Bill Gates, cabeza visible y pensante de la mayor compañía informática del mundo, Microsoft. La razón era que algunas compañías del sector, entre las que se encontraban Sun Microsystem y Netscape, acusaban al gigante del software de ejercer prácticas monopolísticas al incluir su navegador Explorer en el sistema operativo Windows. Desde ese mismo instante, un juez, llamado Thomas Penfield Jackson, se ha convertido en la peor pesadilla para Gates al declarar que “Microsoft era dañina para la innovación y los consumidores”.
El pasado 3 de abril, esta acusación se hacía formal al declarar que la compañía violaba las duras leyes antimonopolio americanas. Desde ese mismo instante, Gates ha declarado que está dispuesto a presentar una dura batalla ante los tribunales para salvar a su empresa y que esta decisión no es más que un peldaño en un proceso que puede durar años. Una de las opciones que más se barajan es la segregación de la multinacional en varias compañías o baby softs para cada línea de negocio (sistemas operativos, aplicaciones empresariales y contenidos en Internet), algo que según Gates “es contrario al sentido común”.
La reacción del resto de compañías del sector ha sido de cautela, con la excepción de sus “rivales” de toda la vida, Sun y Netscape, quienes consideran el veredicto como algo “lógico y la única manera de reducir el poder de Microsoft en Internet”. De hecho, Sun ha estado estudiando la posibilidad de entablar un nuevo juicio antimonopolio contra la compañía de Gates entre otras cosas por presionar a compañías como Intel para que no desarrollaran interfaces de la plataforma Java.
Por otro lado, Intel, el mayor fabricante de procesadores del mundo y que, junto con Microsoft, formaron la plataforma Wintel, afirmó mantenerse neutral en la disputa entre el hombre más poderoso del mundo y el gobierno más poderoso del mundo. IBM o Cisco han declinado hacer ningún comentario al respecto.
Lo que está claro es que Microsoft ha recibido un fuerte varapalo que se reflejó inmediatamente en una espectacular caída de la cotización de las acciones de Microsoft.
