14.500 serán finalmente los trabajadores que tendrán que abandonar una HP a la que le está costando eso de reinventarse a sí misma tras la fusión con Compaq. La segunda gran decisión que Mark Hurd, CEO de la compañía desde hace cuatro meses, ha tomado tras la separación de los negocios de impresión y PC, es el intento de situar a HP en unos niveles de competitividad óptimos o, al menos, similares a los de sus competidores IBM y Dell. Hurd y su equipo directivo creen que una de las claves está en la reducción de gastos y con estos masivos despidos esperan ahorrar más de 1.900 millones de dólares anuales a partir del verano de 2006 (en lo que va de año la plantilla ya se ha reducido en 3.000 empleados).
Los potenciales afectados aún no han sido informados acerca de su situación y futuro en la compañía, aunque algunas fuentes señalan que según avance la semana aquellos que militan en las unidades de impresión y PC podrán tener una idea más exacta del panorama. Además, aunque el recorte ha de afectar a todo el seno de la compañía, todo parece indicar que la mayor parte tendrá lugar en las áreas de ventas y soporte técnico, recursos humanos y servicios financieros. En España, los responsables de la compañía aún no se han pronunciado.
Asimismo, Mark Hurd ha reconocido que en el pasado se han producido graves conflictos entre la fuerza de telemarketing y ventas directas de la propia HP y el canal de distribución. Aunque el directivo no ha especificado cómo va a trabajar con la red indirecta en este apartado la organización, sí ha señalado que el fabricante está redoblando los esfuerzos en el canal más comprometido con HP. Eso sí, Hurd volvió a incidir en que la firma continuará confiando en el modelo híbrido (ventas directas e indirectas) con el fin de permitir al cliente final elegir a través de quién compra.
La reestructuración también supondrá la desaparición a nivel internacional de la unidad de Customer Solutions Group, hasta ahora dedicada a las ventas corporativas, pymes y sector público.


