Inversamente proporcional a este tamaño resulta la calidad de LP335, puesto que trabaja con un modo de pantalla tipo XGA, consiguiendo ofrecer una resolución real de 1.024 x 768 puntos. Si a ello se añade su lámpara de 1.000 lúmenes ANSI de brillo, no es difícil admitir que este periférico proporciona una calidad de imagen realmente notable. Los resultados de las pruebas a las que fue sometido en el Laboratorio evidencian esa capacidad especialmente en el terreno de la convergencia y la resolución, así como en el tratamiento del color.
En contrapartida a su pequeño volumen, su precio puede considerarse algo excesivo en comparación con el de otros proyectores de similares características. Un segundo problema derivado de tal circunstancia reside en la carencia de conectores, cosa que aboca este dispositivo al sector del usuario medio. Y es que, aparte del inevitable RGB, tan sólo presenta una entrada de vídeo con formato S-Vídeo y otra RCA, así como un jack destinado al audio. De igual modo, el menú, aunque aceptable, cuenta con las opciones más comunes y elementales.
Así pues, LP335 constituye una propuesta especialmente aconsejable en tareas que no requieran capacidades muy específicas. En estos casos, el tamaño y su consiguiente facilidad de transporte serán sus mejores bazas.
