Una vez más, Olivetti se perfila como un fabricante con gran interés en diferenciar sus productos desde el primer golpe de vista. En el caso del modelo Artjet 22, resulta sorprendente la posibilidad de ensamblar la bandeja de alimentación de papel en dos posiciones distintas, bien en paralelo o bien de manera perpendicular con respecto a la mesa. De este modo, el usuario puede montar el dispositivo como mejor le convenga, de acuerdo con el espacio de que disponga en el escritorio. Una segundo acierto estructural es que emplea impresión por termo-inyección, lo que se refleja en la inclusión de los inyectores en los propios cartuchos. Éstos se pueden cambiar con absoluta sencillez abriendo la compuerta frontal.
Lamentablemente, el funcionamiento de la impresora demostró estar por debajo de lo esperado en las pruebas técnicas. A pesar de que la apariencia global de los trabajos resulta aceptable, se aprecian graves deficiencias en aspectos importantes. En primer lugar, el degradado de color se realiza de forma irregular, al igual que el de los grises en la zona de transición entre el negro y el blanco. En segundo lugar, las líneas oblicuas manifiestan claras distorsiones a la hora de imprimir, si bien las curvas y las paralelas a los bordes del papel se reproducen correctamente.
Frente a estos inconvenientes, no se puede negar que Artjet 22 representa una opción para los usuarios que demanden rapidez. Así queda demostrado al imprimir la fotografía de prueba en algo más de cuatro minutos, unas tasas notables dentro de las impresoras de inyección.


