Todos los que llevamos un tiempo involucrados en el mundo de la tecnología, y en concreto en la tecnología SAP, hemos visto su evolución: desde que empezó a separar la capa de tecnología de la funcional en sus aplicaciones, con aquellas versiones 4.6D Basis sobre las que desplegó nuevas aplicaciones y funcionalidades, hasta las actuales versiones NetWeaver o SAP Business Objects. Esta evolución se vio acompañada con la aparición de “las granjas de servidores”, como infraestructuras necesarias para alojar los nuevos componentes. Fue la época de la escalabilidad a fuerza de hardware, a fuerza de “hierro”.
Esta evolución, supone nuevos retos para el desarrollo de las infraestructuras, de las que se espera mayor eficiencia y menores costes directos del hardware y asociados. Esta es la clave del éxito inicial de la virtualización para los CPD, el aprovechamiento óptimo del hardware mediante la consolidación de servidores. Así es fácil trasladar las aplicaciones desde un hardware anticuado a uno más moderno, con consumos y necesidades de refrigeración inferiores, impactando directamente en la cuenta de resultados.
Pero su principal ventaja es el poder dotar a las aplicaciones de independencia frente a los recursos de hardware. Esto permite adaptar los recursos de hardware necesarios para cada aplicación en cada momento, sin necesidades de interrupción del servicio ni afectar a los procesos de negocio. Gracias a los entornos de virtualización, las granjas de servidores, basadas en “hierro”, dan paso a nuevos entornos de infraestructuras que permiten alojar aplicaciones independientes del hardware. Son las nubes de aplicaciones, que se desplazan sobre el hardware en función de las necesidades y que pueden adaptarse fácilmente y trasladarse de localización de forma rápida y ágil.
En nuestros laboratorios de sistemas SAP, llevamos trabajando con nubes de aplicaciones SAP desde hace varios años. Al principio sufrimos las limitaciones de las plataformas, que para sistemas SAP que soportan los procesos de negocio de todo tipo de empresa eran insuficientes, pero ahora los entornos de virtualización han superado esta barrera, permitiendo a la generación de nubes ofrecer la mayor ventaja competitiva. Hoy, podemos generar todo tipo de nubes: privadas, públicas y compartidas. Y en todas ellas podemos utilizar aplicaciones SAP como soporte para los procesos.
Las nubes son útiles tanto para entornos de servidores empresariales como para cualquier entorno en el que se utilicen sistemas de información. Se empiezan a utilizar para las configuraciones de puestos de trabajo de usuarios, mediante el uso de escritorios virtuales fáciles de administrar y configurar. Un ejemplo son los nuevos PCoIP, compuestos únicamente por una pantalla que recibe, mediante redes IP, la información de lo que tiene que mostrar sin necesidad de procesador ni memoria local. Y no sólo ahí llegan las etéreas nubes, pronto las veremos en cualquier dispositivo, en las PDA, en los móviles… No obstante, no deben preocuparse, estas nubes no son de tormenta, son de plácida y fértil lluvia.