¿La falsificación es la muerte?

Juan Pedro Pérez, director de marketing, planificación de ventas y producto de Oki

Publicado el 23 Jun 2009

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En el siglo XVII, los falsificadores de dinero eran colgados, descuartizados o quemados vivos, incluso Benjamin Franklin sostuvo que “la falsificación es la muerte”. Nosotros no abogamos por un castigo tan dramático, pero practicamos una política de “tolerancia cero” ante la falsificación, y protegemos la propiedad intelectual de la compañía al más alto nivel legal.

Por eso perseguimos toda actividad sospechosa, y colaboramos con investigadores independientes, y con otros fabricantes a través de la Coalición de Consumibles e Imagen de Europa, Oriente Medio y África (ICCE). Esta entidad tiene como fin mejorar el conocimiento y la concienciación sobre esta práctica, y proteger los intereses de usuarios y fabricantes.

Los falsificadores amenazan toda la cadena de suministro, ejerciendo un fuerte impacto en los ingresos y en la reputación de los fabricantes y de su canal. La última víctima de todo el proceso es el usuario, que es engañado con un producto falso y que, con frecuencia, no sabe que los consumibles falsificados pueden tener un impacto negativo en la calidad de impresión y en el funcionamiento del equipo. Además, en el caso de dañarse el equipo, si el servicio técnico del fabricante detecta que el perjuicio se debe al uso de un consumible falso, posiblemente invalide la garantía y no cubra la reparación. Los usuarios deberían ser conscientes de esto y cuando encuentren un consumible excepcionalmente más barato, deberían sospechar de su autenticidad.

Nosotros dedicamos cerca de un 7% de los beneficios de nuestras ventas mundiales a investigación y desarrollo para garantizar la máxima eficiencia de nuestros productos. Nuestros tóners están especialmente formulados y diseñados para ofrecer la máxima calidad de impresión y la mayor durabilidad de nuestros equipos. Su falsificación constituye una estafa para el usuario y un perjuicio de imagen para la marca ya que los tóners falsificados no cumplen los niveles mínimos de calidad exigidos por la industria.

Aunque nuestro objetivo y el de la ICCE sea erradicar la falsificación allá donde la encontremos, concentramos nuestros esfuerzos en los lugares donde se concentra la actividad de falsificación. Eso significa hacer foco en las zonas geográficas donde se detectan actividades de falsificación para, junto con la autoridad competente de cada país, identificar y clausurar los centros de producción ilegal.

Creemos que no existe ninguna justificación posible para la falsificación y, como empresa, atacamos fuertemente cualquier ilegalidad que afecte a nuestros productos. Al margen del perjuicio económico que estas falsificaciones supongan para las marcas, más de 100.000 empleos en Europa dependen de la industria de la impresión y el consumible, y cada vez están en mayor riesgo.

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