Cuando surge el tema de cloud computing, es difícil entender qué significa este concepto. En el siguiente artículo intentaremos despejar posibles dudas. MITO #1:¿qué es cloud?
Más que hablar de una nube indefinida, en IBM entendemos cloud computing como un modelo de prestación de servicios orientado a la transparencia en inmediatez de cara al usuario, basado en un aprovisionamiento automático y elástico de los recursos tecnológicos necesarios para prestar ese servicio. La red es el canal que permite que dos entes interactúen, pero los cálculos y las aplicaciones se ejecutan en servidores.
MITO #2: no es algo nuevo
No conviene confundir cloud computing con el outsourcing. En cloud computing cambian algunas reglas, como el auto-aprovisionamiento (el usuario al solicitar el servicio provoca el aprovisionamiento de los recursos tecnológicos necesarios para darle respuesta) y una fuerte estandarización de los servicios.
MITO #3: no es fiable
Al contrario de lo que se piensa, cloud computing no implica que se desconozca dónde están los servidores. Por otra parte, la solvencia del proveedor y una oferta formal de servicios son clave para afrontar el cumplimiento normativo y los niveles de seguridad requeridos.
MITO #4: no es para todos
Se suele pensar que cloud computing es para uso doméstico y empresas que no dispongan de un entorno tecnológico propio. Sin embargo, cualquier organización verá beneficios en servicios basados en clouds públicos. Y las que dispongan de un entorno tecnológico maduro pueden incluso prestar servicios desde sus clouds privados.
MITO #5: virtualizar equivale a crear un entorno de cloud computing
Es común creer que la virtualización es el único requerimiento para poder decir que ya se prestan servicios basados en cloud computing, cuando, en realidad, es una condición necesaria, pero no suficiente (es necesario también el auto-aprovisionamiento, el pago por uso, etc.).
MITO #6: es una revolución; todo acabará en la nube
Será difícil que se dé el caso extremo de que todo se base en entornos cloud computing. Por ejemplo, no será la opción más adecuada si los servicios a prestar no son compatibles con un modelo de auto-aprovisionamiento, o si no se pueden atener a una férrea estandarización.
El debate sigue abierto, pero es importante abandonar la idea de cloud computing como ente indefinido y entenderlo como un modelo de prestación de servicios que ya ofrece unas ventajas claras.