¡No, por favor, más días no!

Que seamos uno de los pocos países que admitamos plazos de cobro de hasta 180 o 200 días parece que no es suficiente. La Cepyme advierte de que las demoras pueden ser aún mayores.

Publicado el 23 Ene 2009

¡No, por favor, más días no!

Por Cristina López Albarrán Lo que nos faltaba. Ante el caótico entorno que nos rodea, lleno de malas noticias y nefastas previsiones, que se destape una realidad como que los plazos de cobro se están prolongando, me pone de los nervios. Y lo hace sobre todo porque es saber popular que una de las empresas que másabusa de esta práctica es la Administración Pública, quien, ni corta ni perezosa, estira los periodos de pago hasta el límite, asfixiando con ello al negocio de barrio que no sabe por dónde tirar para salir a flote. Para más INRI, ahora me entero de que de los 180 o los 200 días puede que la tardanza en el cobro se pierda en el infinito y se alargue como si de un chicle se tratara. Si no, lean la entrevista a Jesús Bárcenas, presidente de CEPYME, en la que denuncia que en España no se está cumpliendo con la directiva europea que obliga a equiparar los plazos de pago con el resto de países del continente, vamos, dos meses a lo sumo. Si a esta demora se le añade el actual entorno macroeconómico, Apaga y vámonos.

Lo peor de esta situación es, sin duda alguna, que el pequeño empresario se está convirtiendo en director de banco, haciendo, a la fuerza, las labores de éste. Mientras tanto, las entidades bancarias siguen recibiendo dinero del Estado y publicando resultados sobre lo bien que marchan sus negocios, con crecimientos, no tan elevados como en otros años pero con cifras positivas al fin y al cabo. Y aquí surge una pregunta, ¿qué están haciendo con el dinero que toda España pone de sus bolsillos para que reactiven la economía? Pidan un crédito y verán lo que le dicen.

Así las cosas, nos resulta vergonzoso, pues, que mientras los organismos estatales lanzan mensajes de cautela y buenos propósitos, sean ellos mismos quienes más cartas tienen en su mano para enmendar la falta de liquidez de las pymes y no actúen. De qué valen créditos y ayudas a las pequeñas y medianas empresas si el propio Estado, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento de turno no es capaz de abonar el importe por un trabajo realizado para o en sus instalaciones en un tiempo razonable. Está claro que en el mundo siempre habrá pobres y ricos. Si una multinacional o una institución con gran poder falla en el pago del recibo de la luz durante varios años seguidos (fíjense que no digo meses), descuiden que no se la cortan. Ahora, prueben ustedes a devolver unos cuantos recibos y verán qué pronto llega a su domicilio una carta notificándoles que si en el periodo de unos cuantos días no reintegran la cantidad debida, la compañía se verá en la obligación de suspender el suministro y a proceder a la correspondiente demanda judicial. Y eso si el banco no embarga la cuenta y se queda tan pancho.

Hagámonos un favor. Ya que no hay unidad a la hora de luchar por nuestros derechos, ya que no somos capaces de mover ni un dedo ni de mirar más allá de nuestras propias narices y ya que no nos movilizamos mas que por cuestiones banales o mediáticas, demostremos que no somos tontos ni nos chupamos el dedo. Si con tantos hachazos recibidos estamos “resabiaos” y de vuelta de todo, ¿qué tenemos que perder? Es lo único bueno, cuando alguien toca fondo sólo tiene una salida posible, ir hacia arriba.

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Cristina Albarrán


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