El objetivo de este estudio, en palabras de Rosa García Kjellberg, analista de IDC, es “evaluar y medir la concienciación y las estrategias de las grandes compañías europeas respecto a aplicaciones informáticas de la nueva economía como son los ERP, CRM, etc.”. Pero además de esto, la realización de este estudio pretende proporcionar una explicación de los beneficios de estas aplicaciones, así como identificar las cuestiones clave en la implementación de nuevos proyectos empresariales y determinar las tecnologías necesarias para estos proyectos.
El análisis se ha basado en más de 1.000 entrevistas a directores de empresa y de Tecnología de la Información entre empresas europeas de Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido, que muestran las diferencias entre estos países.
Una de las conclusiones a las que se llega en el estudio es que el ERP no está muerto y seguirá evolucionando, puesto que, según afirmó Rosa García, “el 50 por ciento de las empresas siguen invirtiendo en ello”. Además, este tipo de aplicaciones integrarán nuevos procesos de negocio que alargarán su vida y utilidad. Las empresas demandan una visión extendida del ERP y de las aplicaciones de empresa que abarca desde la gestión de relaciones con clientes al business intelligence y la automatización de la cadena de suministros.
En cuanto al CRM, gestión de relación con clientes, es percibida como un arma estratégica para la diferenciación en todos los sectores industriales y ahora se está produciendo un importante movimiento hacia la integración de este tipo de aplicaciones con los sistemas principales de las compañías.
Otra de las tendencias de las que se hace eco el estudio es de la transición que se está produciendo en las empresas de la automatización a la optimización del negocio, cuya clave para competir es incrementar la velocidad de circulación de los flujos de la información, un proceso que se está dando en todos los sectores industriales.
En definitiva, estamos ante un nuevo panorama en el que Internet juega un papel fundamental y en el que se exige un cambio de enfoque, de mentalidad. Se trata de una nueva era que supone nuevas inversiones para las empresas, pero que deben acatar si quieren continuar siendo competitivos en la nueva economía.
