Una instantánea. En estos días de julio de suaves temperaturas todo el mundo habla de cloud. En Los Ángeles, Steve Ballmer y su equipo exhortan a todo el canal mundial de Microsoft a profundizar el giro a la nube. La misma Microsoft, en colaboración con Vodafone, crean un centro cloud en Sevilla que asesorará a las empresas andaluzas que quieran ascender a los cielos (perdón, a la nube). Telefónica empieza a hablar en una conferencia mundial en Washington dedicada al tema de un servicio de cloud elástico. Citrix anuncia la compra de una compañía que, para más señas, se llama Cloud.com. La nube y sus implicaciones es tema de jornadas de formación, seminarios, presentaciones y eventos internacionales de toda condición. Pero tanto bullicio tiene sus perversiones. En algunos casos, estos foros aclaran conceptos, pero en otros momentos enrevesan las cosas y confunden a unos potenciales usuarios que, por el ruido mediático y de marketing creado, han dejado de estar al margen. Por lo que nos cuentan los profesionales del sector, el cloud efectivamente va calando. Lo ha hecho en la gran cuenta y en las medianas empresas, y estamos a un punto (o a muchos, es difícil decirlo con certeza) de que cale en la pyme. La cifra que más circula por el sector para demostrarlo es una de IDC que dice que el cloud computing crecerá un 42% en 2011, hasta alcanzar un volumen de facturación de 217 millones de euros. La consultora británica Canalys, por su parte, nos dice que la inversión en infraestructura para el centro de datos, que es donde se cocina el cloud, pasará en EMEA de 29.000 a 40.000 millones de dólares en cuatro años. IDC vuelve a corroborar con sus informes que estamos ante el negocio tecnológico más caliente del momento. Según la consultora, los ingresos de la industria por la venta de servidores instalados en nubes (públicas y privadas) llegará a los 9.400 millones en ese mismo intervalo. En unidades, los servidores destinados a estas instalaciones crecerán un 21% anual. El cloud es la liebre, mientras que el sector tecnológico en su conjunto avanza a paso de tortuga.
Sin embargo, hay que hacer algunas matizaciones a tanto análisis exaltado. Ignacio Garicano, director de preventa de tecnología de Fujitsu, considera que aún es pronto para que la pequeña empresa sea consciente de los beneficios que puede obtener de la nube. Sin embargo, Microsoft se empeña en negar esta evidencia y ha empezado a comercializar Office 365, un paquete de productividad y comunicaciones que se sirve desde Internet, para los clientes más pequeños. Guillermo Arbelo, director de canal de Arsys, concede que en España, a pesar de todo, el ritmo de adopción ha sido lento en los últimos años, sobre todo en comparación con Estados Unidos, aunque la tendencia ha cambiado desde principios de año. José María López, analista de Penteo, lo ve todo desde la atalaya del observador privilegiado. López dice que las cosas van mejorando, pero todavía hay un gran porcentaje de empresas confundidas sobre las características y las ventajas reales del cloud, “y, por supuesto, sobre las diferencias entre las capas más representativas: SaaS, PaaS o IaaS”. Para valorar la situación, Ester de Nicolás, responsable de desarrollo de negocio de cloud computing en HP, remite a los analistas que dicen que la adopción de la nube en España está siendo lenta, a pesar de la idoneidad de este modelo de negocio en un país donde el 43% del empleo está en el sector servicios.
Pasos pioneros en la distribución
Primero las aplicaciones
Muchos obstáculos…
…pero también muchos beneficios
Menos servidores (de gama baja)
El papel del canal
Pros y contras de externalizar infraestructura
La inseguridad del ‘cloud’ es un mito
El dilema de la amortización