Según informaciones de última hora, la Agencia Tributaria ha llevado a cabo durante todo el día una operación contra una presunta trama de fraude en el pago del IVA que, según los cálculos, podría haber estafado 400 millones de euros (66.000 millones de las antiguas pesetas) desde 2003. Según ha informado Luis Pedroche, el director de la Agencia Tributaria hace un par de horas en Lérida, han sido detenidas 40 personas y se han llevado a cabo más de 30 registros después de intervenir varias líneas telefónicas. La operación, “la mayor trama de fraude de IVA descubierta en España”, ha sido impulsada por un juzgado de Málaga y ha afectado a nueve comunidades autónomas.
Entre las empresas afectadas está Infinity System, fabricante de los equipos Airis y que facturó 420 millones de euros en 2005, cuya sede de Guadalajara ha sido registrada por una veintena de agentes de aduanas que se han llevado ordenadores de la compañía, según la versión de algunos trabajadores del proveedor. Al cierre de esta edición, Infinity no se había pronunciado sobre asunto. Por otro lado, y según informaciones de Efe, Bernabé Noya, propietario del grupo empresarial aragonés de telecomunicaciones Meflur, ha sido detenido junto con otras dos personas vinculadas a la empresa.
Colaboración contra el fraude
A finales del pasado año, la Agencia Tributaria firmó acuerdos de colaboración con la BSA y Aetic, la patronal del sector tecnológico, para colaborar en la prevención del fraude y la piratería tanto en los ámbitos del software y como de la telefonía móvil. Según Aetic, Hacienda deja de ingresar por el IVA de los teléfonos móviles entre 12 y 15 millones de euros anuales. Como consecuencia del acuerdo con la Agencia Tributaria, Aetic, que ha intentado buscar la adhesión de mayoristas y minoristas, se comprometió a informar sobre la evolución de precios del mercado, la forma de operar de los agentes y otros parámetros que ayuden a detectar posibles fraudes. Además, Aetic ha estado formado a los funcionarios de Hacienda sobre las prácticas delictivas en el sector tecnológico.
El fraude por impago del IVA es un secreto a voces en el canal de distribución español, y está concentrado sobre todo en el ámbito de la compra-venta de componentes para PC. Según la Guardia Civil, nueve de cada diez mayoristas en este negocio están vinculados con tramas de delincuentes y al final del año defraudan a Hacienda. Hay dos modus operandi. El primero es el de la trucha. Este es el nombre, en la jerga policial, que reciben las empresas fantasma que hacen la intermediación entre el puerto de Ámsterdam, habitual entrada en Europa de los productos informáticos, y el canal local. Se trata de empresas sin empleados ni mobiliario, tan sólo con unas cuentas en el banco, cuyo titular suele ser una persona ajena al negocio, bien un indigente, un extranjero o un desahuciado al que posteriormente la justicia no puede pedir responsabilidades. La trucha le vende al mayorista nacional, que está conchabado, el material informático, y en la factura de dicha operación aparece el pago del IVA, pero no es más que una estratagema, porque el mayorista local paga el mismo precio por el producto que la empresa instrumental ha pagado en Holanda, con lo que así gana una ventaja competitiva del 16% frente al distribuidor que sí actúa conforme a la legalidad. Asimismo, la empresa ficticia, que se disuelve en el plazo de meses, desaparece sin dejar rastro en Hacienda y, por supuesto, sin haber pagado el IVA. Se trata de una estrategia del mayorista nacional que busca evadir este impuesto y a su vez lavarse las manos ante Hacienda. Y es que las firmas establecidas eliminan cualquier rastro que vincule ambas partes, lo que pone las cosas muy difíciles a los agentes policiales. Según la Guardia Civil, a muchas compañías les resulta más que rentable defraudar el IVA, porque los riesgos son bastante pequeños en comparación con la tajada que pueden sacar.
La segunda fórmula para burlar el pago del impuesto de valor añadido es bastante más compleja que la primera puesto que entran en juego varios países de la UE. Se trata de los carruseles de IVA, operaciones circulares en las que el mayorista, con sus facturas falsas de su relación con la empresa trucha, revende los productos que ha comprado a otro mayorista comunitario que tampoco paga el IVA en origen (en este caso España). Así, el mayorista español pide a Hacienda que le devuelva el IVA soportado porque no se lo puede cobrar al mayorista comunitario, por lo que, además de no haber pagado el impuesto originariamente, obtiene un dinero extra de Hacienda. Con esta técnica se forman redes en cuatro o cinco países de la UE, mediante lo que se consigue dinero de las respectivas agencias tributarias de esos países. A veces, ni siquiera es necesario mover la mercancía, porque terminará vendiéndose finalmente en España, el origen del bucle.